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Carta (sincera) de una madre a los Reyes Magos

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Se acerca Ya es Navidad. Toca escribir nuestra carta a los Reyes Magos (o al que sea), y este año... este año es una carta muy de madre: (¡al final del post hay dos imprimibles que espero que os gusten!)

Queridos Reyes Magos/Papá Noel/A quien pueda interesar:

Este año he sido una niñaseñoramujermadre persona estupenda. Con mis más y con mis menos, pero creo que he cumplido más que de sobra: me he preocupado por hacerlo todo lo mejor posible, he leído sobre crianza, educación, cuidados de los retoños, he hecho un máster en mocos, dos expertos en diarreas y potas, un doctorado en colada, y cincuenta seminarios de fin de semana de supervivencia parejil. He cocinado con más prisas que los concursantes de Top Chef (y más primor, también os lo digo). He aprendido a disfrutar de las obras de arte que mi pequeño realiza con comida en las paredes, muebles, suelo y techo, especialmente empleando el tomate, que es tan discreto y fácil de eliminar. No me ha importado, el rojo es un color que siempre me gustó. He conseguido trabajar, hablar, pensar (o algo parecido), respirar y actuar como un ser humano más o menos normal (lo del mando de la tele en la nevera fue un lapsus, no me lo tengan en cuenta), a pesar de no haber dormido ni la cuarta parte. 

Sí, lo reconozco, he tenido momentos chungueles, he querido que el mundo desapareciera, fulminado a poder ser, por lo menos durante una noche. Me he enfadado (mucho, me he enfadado mucho), con mi retoño, con Mimaromo, me he enfadado hasta con el portero y con las putas palomas que se cagan en mi coche, ése que no tengo tiempo de llevar a lavar. Pero quiero que conste que he intentado, fuertemente, controlarme, matizarlo, minimizarlo, que no se me notara (aunque la vena palpitante de mi frente y cuello quizá diera pistas de mi ira maligna). He intentado calmarme y hacer las cosas con tranquilidad, tomarme esta locura etapa tan bonita que es la maternidad, con filosofía.¿Y sabéis qué? Que lo he conseguido. Ole yo.

Por todo esto, queridos Reyes Magos, me veo con derecho a pediros cosas. Libros, perfumes, ropa... todo eso está muy bien, ya sabéis que me gustan, y si cae algo de eso no me va a importar, pero no es lo que quiero este año. Este año lo que quiero, lo que necesito, es dormir, comer y hacer pis con calma (al menos de vez en cuando), salir un día de casa sin manchas en la ropa y sólo con un bolso, el mío, y a poder ser con una barra de labios roja dentro, para molarme mucho. Este año lo que os pido es una ducha de diez minutos (¡locura!), una mañana de domingo en la cama (por lo menos, por lo menos hasta las 11), una cena con final feliz ;) con el padre de la criatura, sin tener que mirar el reloj... Esas cosas. Y ya si además puedo ir a la peluquería y que terminen de secarme el pelo antes de tener que salir pintando, porque hay que ir a por el peque al cole... bueno, ya si me concedéis ese regalo es que se me saltan las lágrimas. Soy madre, y necesito un respirito, colegas sus Excelentísimas Majestades.

No, no pongáis esa cara, que todo esto es factible. Cosas más difíciles hacéis, así que no me jodáis pongáis pegas. Y para que no os despistéis os adjunto un talonario de cupones con mis deseos, deseos que estaría muy bien poder ir cumpliendo a lo largo del año que viene. Tranquilos, no los gastaré de golpe...

Entiendo que existe la posibilidad de que no siempre pueda hacer uso de ellos, pero si no queréis conocer el lado oscuro de una madre, más os vale tenerlos en cuenta. No es una amenaza, es una descripción objetiva de hechos futuros. 

Atentamente, 

Mamá.

Y como no lo digo en broma, aquí os dejo mi última "creación", el regalo más necesario para nosotras las mamis: una cómoda, baratísima y basada en hechos reales, chequera, con vales que te harán el año que viene más llevadero (dormir un día hasta las once, ir a la pelu sin tener que mirar el reloj, un masajito... esas cosas que todas necesitamos, jejeje). Yo ya la tengo impresa y Mimaromo, que es más apañao que las pesetas, me garantiza el cumplimiento (por la parte que le toca) de los cupones. ¡Muajaja! ¡Regalazo, oiga

He montado todos los cupones/vales en un folio para no andar con líos, así sólo hay que imprimir una hoja. ;)




Estaba yo pensando que es injusto hacer un talonario de vales para nosotras, y dejar a los maromos sin regalito... así que he hecho otro para ellos, los papis guapos (¡para que luego me digáis que no os tengo en cuenta, padres of the world!)




Así que ya sabes, si tú también estás fritanga por hacer estas cosas, o quieres darle una sorpresa a tu chati... ¡a imprimir y pactar se ha dicho!

NOTA: esto como queda bonico del tó es imprimiéndolo en cartulina y recortando cada vale. Y ya si quieres ser primoroso/a del todo, le puedes hacer un agujerito, o dos, a cada tarjeta y atarlas juntas con un lazo, por ejemplo, o una cuerda. Así queda como un librito la mar de mono ;)

¡Espero que os guste!

¿Tú qué le has pedido a los Reyes? ¿Crees que te lo traerán? ¿Te vas a pedir de regalo el talonario de vales? Yo sí. ;)

Besos de madre ropopompón y fun fun fun

Navidades de padres

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A lo largo de mi vida he pasado por varias etapas con respecto a esta época del año: de encantarme siendo niña, adolescente o estudiante, obviamente, por aquello de los días de maravillosas vacaciones, a pasar por años en los que me ponía de los nervios (trabajaba en una tienda de ropa dentro de un centro comercial, y en serio, escuchar villancicos tooodo el día debería considerarse tortura). También he tenido épocas en las que me entraba una pena que no se podía aguantar, una especie de morriña raruna (supongo que estar lejos de la familia pasa factura), y años en los que me daba realmente muy igual.
Pero entonces nació Migordi, y con él, y la maternidad, llegó un resurgir del espíritu navideño la mar de gracioso. Estas Navidades, que ya tiene dos añitos, y se pispa de las cosas que pasan a su alrededor, vamos a currárnoslo para que disfrute a tope (estemos más o menos de acuerdo con lo que estas fechas significan, o en lo que se han convertido). 

Porque la Navidad mola cuando tienes retoños, porque ver sus caras de alucine, su ilusión llena de inocencia no tiene precio... Porque las madres, en realidad, no somos tan diferentes de Papá Noel, jijiji:


Sí, no tiene precio, pero tampoco vamos a negar que es agotador: que si disfraz, que si decoración, que si regalos, que si visitas, organizar cenas, comidas o meriendas... ¿Y esos villancicos taladrántode el cerebro (muerte neuronal asegurada) ahí, día y noche? ¡Socorro! No me extraña que los peces en el río beban y beban, y vuelvan a beber... 300 años escuchando la misma cancioncita te lleva al consumo incontrolado de ginebra, seguro.

Pero bueno, lo dicho, que es bonito, y es por ellos, los peques, así que nosotros, por primera vez desde que vivimos juntos (Mimaromo y yo), hemos montado árbol de Navidad, decorado la casa, y hasta escuchado canciones navideñas (en inglés, para que nos pete menos el cerebro). Ya veremos si sobrevivimos a esta sobredosis navideña.

¿Y tú? ¿Cómo son las navidades en tu casa desde que tienes niños? ¿Antes también te lo currabas o pasabas de todo? ¿Sigues pasando de todo? Jijiji


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Me váis a perdonar que cambie un poco de tono... Me voy a poner seria un momento:

No quisiera terminar este post sin comentar una cosita. Todos sabemos las dificultades por las que están pasando muchas familias con esta puñetera crisis, y con ellas sus pequeños. Si hay algún inocente que esté pagando el pato son ellos, los niños. Ya decía antes que uno puede estar más o de acuerdo con todo esto del rollo navideño, pero no podemos negar que a los niños les alucina, les llena de ilusión... para ellos es, sin duda, una época especial. Y me parece una mierda muy grande que haya padres pasándolas canutas porque les resulte imposible "hacer la magia de la navidad" este año.

Supongo que el que más o el que menos está apretadillo, que no todos andamos sobrados de pasta, pero... yo creo que algo podemos hacer para ayudar a esas familias: un detalle, un juguete, un algo. Intentemos hacer un esfuerzo, aunque sea pequeñito, para alegrarle la Navidad a un retoño (o a doscientos, si puedes), un retoño al que sus padres seguro que quieren, como nosotros a los nuestros, pero al que los Reyes este año no van a traer nada, porque no pueden permitírselo. 

Hay asociaciones, iniciativas concretas... muchos puntos en los que podemos dejar juguetes, o donaciones económicas, cada uno lo que pueda. Y si no es juguetes, pues comida, ropa... lo que estimes oportuno. Si algo tiene de bueno esta época del año es que todos nos ponemos tiernitos, así que aprovechemos este sentimiento para hacer algo guay. 

Ea, ya lo he dicho. ¡Muchas gracias, hermosos y hermosas!

Besos de una madre emocionada navideñamente

Felices Fiestas

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¡¡¡¡Felices fiestas, primores!!!!
2016 va a ser cansado, eso ya lo sabemos, pero también va a ser genial, porque ser madre, aunque te deja KO, es la pera limonera!!! Eso sí, vamos a procurar sacar un ratito para nosotras... por aquello de sobrevivir, jijiji. 
Activando buenos propósitos de año nuevo en 3, 2, 1... 
Un besazo enorme para todas (y para esos papis guapos). Disfruten mucho y sean malos, al menos un día muajaja

Mamen


Feliz 2016, amores

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Quería hacer un post repaso de esos molones de fin de año... pero mi ordenador murió un poco y no ha podido ser. Pero no pasa nada, en breve será el aniversario del blog (madre mía, un añito ya), y aprovecharé entonces para daros la chapa con ñoñerías de madre bloguera, jijiji. No os libráis, ya os lo digo.

En cualquier caso, no quería dejar pasar el momento fin de año... ¡Feliz 2016, preciosuras! Un beso grande, grande, de esos de madre. 


De nominaciones y accidentes tecnológicos

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¡Hola, amiguitos!

2015 ha sido para mi un año brutal, maravilloso, canela fina... pero terminó, tecnológicamente hablando, como el culo: mi querido, amado, necesario y primoroso ordenador, ése con el que trabajo, con el que hago los dibus y en el que tenía "mi vida entera", decidió explotar un poco al enchufarlo en casa de mis padres hace unos días. Es una pena que no me hicieran una foto en el momento, porque me gustaría haberme visto la cara (drama en estado puro). Como en el pueblito donde viven mis padres no había técnico de Mac tuve que esperar a volver a Madrid para llevarlo al "médico"... Tras el subidón inicial fruto de un "Tiene arreglo, no te preocupes", vino el bajón: tiene arreglo, pero te va a costar un huevo de pato dorado y el cuerno de un unicornio blanco. Genial. Total, que aquí estoy, con un portátil viejales (que iba a ser jubilado por sus majestades los Reyes Magos) esperando un milagro navideño. Yupi!!!! 

Pero como no todo es malo en esta vida, también terminé el año con una alegría: estoy nominada a los premios Madresfera 2015 en la categoría de Humor. ¡Ole y ole! Mientras soluciono esto de tener herramienta de trabajo para poder dibujar, pues mira, os pido el favorcini de ayudarme con el premio bloguero. ¿Me votas, morena? ¿Y tú, rubia? ;)

http://www.concursismo.com/rankings/madresfera/vota/vota.php?url_id=189&cat=7
(Si pinchas en la imagen te llevará a la página para la votación)


(Aunque ya lo pone en el dibu, vuelvo a explicar los pasos para votar, ahí, en modo madre didáctica) Para votar, sólo tienes que clickar en el enlace que te dejo aquí abajo e introducir los datos que te piden. Una vez hecho eso, te enviarán un email (que puede que esté en la carpeta de SPAM, tenlo en cuenta) para que confirmes tu voto. Esta parte es fundamental, porque si no el voto no será válido. ¡Y ya está! 


Es muy difícil, hay blogs que son la pera limonera en esta categoría (con muchos más seguridores, más conocidos...), pero oye, a mi me ha hecho mucha ilusión todo esto, y por intentarlo no pierdo nada, ¿tú que dices? 

¡Muchas gracias, primores! 

Pues eso os cuento... A ver si soluciono el tema porque tengo miles de cosas que quiero hacer por aquí, como por ejemplo celebrar bien celebrado el primer aniversario del blog, los 3000 seguidores en Facebook (¡qué locura!), los más de 2000 en IG (en serio, estoy que no me lo puedo creer)... ¡es que es para celebrarlo! Así que en cuanto pueda, algo tengo en mente para daros las gracias por estar al otro lado, jijiji. 

Un besote de madre desenchufada forzosamente



De rebajas

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Los seres humanos tendemos a amar la ganga, el ahorro, el chollo. Buscar la oferta nos encanta, y más cuando eres madre, momento en el que te conviertes en profesional del tema (por necesidad, vaya).

¡Ay, qué gusta a una mami una etiqueta roja! Y ya si trae dibujado el símbolo del porcentaje, bueno, bueno, se lanza una a por ello como una fiera ibérica. Las madres somos capaces de distinguir las palabras "Rebajas" y "Oferta" a kilómetros de distancia: puedes ir paseando, charlando y atendiendo al peque, que como haya un cartel con ellas cerca (pongamos... en un radio de hasta 2500 metros, que es lo que alcanza la súper visión maternal), lo ves... y vas a "oler", claro. Porque si algo conlleva inherentemente la maternidad es un máster en economía (y en tentación, también os lo digo).

Es curioso, que te digan que esa prenda que llevas tú (o tu peque) es muy bonita, o que te queda genial, activa un resorte que tenemos instalado no sé dónde, que hace que por nuestra boca salga, inmediatamente, la siguiente frase: "Pues me costó ná, siete euros, porque pillé una oferta..." (decir el precio de las cosas es muy, muy de madre). Pronunciar estas palabras y sentir una ola de satisfacción y orgullo supremos es todo uno. Pero esto no es nuevo, estoy segura de que ya les sucedía a nuestros ancestros, esto viene de cuando vivíamos en las cavernas por lo menos: 
  • Ay, Cronk (los nombres en aquella época eran así) qué mona tu piel, te hace más peluda (los pelos eran un valor en alza por entonces)
  • ¿Si? Pues no me costó nada, me la encontré tirada al lado de un montón de hojas allí cerca del valle de los mamuts.  
Y eso se quedó en nuestros genes, el subidón por haber conseguido algo molón sin morir en el intento. ¡Bravo!

Lo que pasa es que no siempre encontramos exactamente lo que esperábamos en las rebajas. Y no, no lo digo porque la calidad de las prendas sea menor (sí, el toooooongo rebajil existe), sino porque también inherente a esto de ser madre, está un síndrome curiosísimo: el "Todoparaminiño crónico". No importa que necesites unos vaqueros como el comer (porque no entras en los que tienes), no importa que tu armario esté tan desfasado que al abrirlo suene el "Wannabe" de las Spice Girls... No importa nada: cuando eres mami y vas de compras, sí o sí acabarás con cosas para tu peque (que no le falte de ná a mi niño, que no, que no).

¿Tú también eres víctima del "todoparaminiño crónico"?  ¿Has entrado alguna vez en una tienda a comprarte algo y has conseguido salir de ella sin una camiseta, aunque sea, para tu peque? Es muy difícil.

Besitos de madre amante de las ofertas

¡Os como!

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(Alerta, post con muchos signos de exclamación)
 
Pues resulta que... ¡SOY FINALISTA EN LOS PREMIOS MADRESFERA 2015! Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy! Estoy tan, tan, tan contenta!!! Lo he dicho en Facebook, pero por si hay alguno que no me sigue por allí (que todo puede ser) lo repito aquí, ¡¡¡porque es tan guay!!! 

Gracias, gracias, gracias y mil veces gracias a todos por vuestro voto, por el apoyo, pero sobre todo, de verdad de la buena, gracias por el cariño que me habéis transmitido estos días: ha sido lo mejor, ha sido alucinante, y gane o no, yo ya tengo un premiazo con eso. ¡Sois la leche! 

Así que el día 30 iré, nerviosita perdida, al Blogger's Day, esperando el veredicto del jurado. ¡Ay! Lo más bonito es que, vergüenza me da admitirlo, pero bueno, os lo cuento, me he pillado a mi misma hace un rato pensando una cosa: ¿Y yo qué me pongo? Jajajaja ¿Por qué nos pasa esto a los seres humanos? 

Chorradas sobre indumentaria a parte, jo, que estoy muy contenta, que es alucinante, que flipo y que os como. ¡Yupiiiiiiii! 

PD: este es un motivo más para celebrar, bien celebrao, el aniversario del blog... cosa que sucederá en cuanto pueda ser, jajaja. Desastre soy. :)

Besos de madre finalista sin outfit (jajaja) pero con alegría suprema

Carnaval de madre: Las Fases

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Aunque todavía estés con el polvorón en la boca (o peor, ya en el culo... porque aún no has empezado a hacer ejercicio, aunque era uno de tus propósitos de año nuevo), te voy a decir una cosa: El carnaval ya está aquí. ¿Cómo te has quedao? Yo loca perdida. Hace un par de días nos dejaron una nota en el casillero de los peques con el programa para este año (han hecho bien en darnos a los padres copia impresa del asunto, porque ya sabemos lo que pasó en el anterior... ejem), y casi me da algo al pensar que, otra vez, hay que preparar disfraz. ¡Esto es un no parar de crear!

Evidentemente lo primero que pensé es "Bah, lo hago yo, con primor y amor, que para eso soy madre y domino el fieltro nivel pro", pero luego me paré a reflexionar... Bueno, más que a reflexionar lo que hice fue acordarme del sueño que tenía el día de la fiesta de Halloween por haberme acostado a las dos para poder terminar el dichoso disfraz. "No, en carnaval no me pasa esto otra vez, pensé entonces". Ya, yo también sabía que era mentira. 

Si es que no aprendemos, no hay manera... suceda lo que suceda, al final acabamos pasando por las mismas fases a la hora de tener que disfrazar (obligatoriamente*) a nuestros retoños: 

*porque si es para hacer el chorra no tardamos ni dos minutos en ponerles una bufanda en la cabeza y nuestras gafas de sol y voilá, eso es comedia. 

FASES DISFRACILES: 
  • FASE 1: OPTIMISMO. Este año no me pilla el toro. Voy a tener el disfraz listo a mediados de enero. 
  • FASE 2: MOTIVACIÓN (REGULAR DE POTENTE). Le voy a hacer un disfraz que va a ser la pera, como lo voy a hacer con tiempo... Voy a mirar en internet ideas... Lo voy va a petar. Bueno, luego me pongo, cuando termine de...
  • FASE 3: GOLPE DE REALIDAD. Quedan dos días para la fiesta de carnaval. El número total de disfraces que ya tienes listos asciende a la escandalosa cifra de CERO.
  • FASE 4: SHOCK. La fiesta es mañana. Realidad 1: Mamá 0
  • FASE 5: PÁNICO DEL ÚLTIMO MINUTO. Buscas en los cajones del armario más recóndito de tu hogar a ver si queda fieltro de otras ocasiones en las que también te ha pillado el toro has hecho cosas de este tipo. A las tres de la mañana terminas lo que para tí es un disfraz, pero que en algunas culturas denominan "Motivo de trauma infantil". 
  • FASE 6: EL REMATE. Llegas a la fiesta y al decir, tú y tus ojeras, que el disfraz lo has hecho con tus propias manitas, y que has tardado más que en terminar una tesis doctoral, otra mami te dice que es genial, que qué maravilla, que le encanta, que cómo lo haces, que de dónde sacas tiempo... que ella lo ha comprado en los chinos de debajo de su casa y le ha costado 6 euros. Caes fulminada.
  • FASE 7: LA PROMESA. En la próxima fiesta de disfraces no te vuelve a pasar esto. Lo vas a preparar con tiempo y amor y primor, vas a hacerle un disfraz que sea la pera... Y así, se cierra el círculo vicioso del disfraz infantil, porque tú sabes,porque todos lo sabemos, que irás de cabeza a la FASE 1, y luego a la 2, en un bucle sin fin.
Este año nos ha tocado temática de circo. Es la semana que viene. El día de antes os contaré qué tal llevamos el disfraz. Jajajaja. Me río de los nervios. Y no, no lo voy a comprar en el chino. Se lo voy a hacer yo... porque el cerebro de una madre es así de cachondo, qué os voy a contar que no sepáis.



Besos de madre abarruntando la tormenta. 

De premios y emoción

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No sé ni por dónde empezar este post... pero sí sé que quiero escribirlo, mucho. A ver si me organizo mentalmente, o mira, lo suelto así sin más:

¿Sabéis eso de que cuando uno está contento el tiempo se pasa más rápido? Pues a mi el sábado se me hizo un minuto, segundos. La jornada (Bloggersday de Madresfera) fue absolutamente genial: las ponencias entretenidas, útiles y divertidas (que no es ni poco), el lugar estupendo, el café... bueno, el café normal, que tampoco hay que ponerse estupendos. Me lo pasé pirata, esa es la verdad.

La gala de premios empezó y mis nervios se vinieron arriba. A cada ratito le decía a Mimaromo (gracias por venir, guapo, ¡te quiero mil!) "Ya no estoy nerviosa", y él me miraba y se reía... Es lo que tiene conocerme y saber que aquellas palabras no me las creía ni yo, jajaja. Entonces sucedió: el premio al mejor blog de Humor Madresfera 2015 es para... Y sí, ¡¡¡era para este blog!!!

¡Mirad qué premio tan bonito! ¿Podré hacerme un llavero con él? (así seguro que tardo menos en encontrar las llaves en el bolso)


No puedo explicar la ilusión que me hace, lo que significa para mi. Paso muchas horas (horas de vida de madre, que ya sabéis cómo va esto) delante del ordenador perpetrando los dibus, pensando los posts, y un premio es un empujoncito la mar de apañao, es un "venga, que merece la pena, nena", es eso y más: Gracias, Madresfera, gracias infinitas. 

Puede que lo que voy a decir ahora suene a topicazo, pero me importa un bledo, hoy estoy a tope: el premio, ya digo, es lo más, es algo que atesoraré y con lo que daré la coña a la familia hasta el fin de los días, pero lo que me ha dejado KO, lo que me llevo "pa mi pa siempre", lo que me hizo estremecerme hasta los huesitos fue (fuisteis) vosotras, las mamis blogueras que estabais allí, y las lectoras (y lectores secretos) de este blog, con vuestros comentarios en redes sociales, (y los papis, of course, más guapos no los hay), la gente que sin conocerme de nada me ha demostrado un cariño que me ha sobrepasado. De verdad que no sé qué deciros... que me tenéis loca, que os adoro, que hacéis que esto mole. ¡GRACIAS! ¡GRACIAS! ¡GRACIAS!

Y para terminar, un repaso rápido (e incompleto, ya os lo digo), de los amores blogueros con los que tuve la suerte de pasar un ratito el sábado: 
 
Papás Blogueros, ¡bonicos!: La parejita de golpe (güena gente, pero güena, güena), Un papá como Darth Vader (Carlos, moreno, ojalá te salgan mil y una cosas molonas, porque te lo mereces y porque yo quiero verlo), Y papá también (qué arte más enorme, qué buen saque de humor, fan a tope), Tang de Naranja (la pera limonera, ¿se puede ser la monda y hacer llorar al mismo tiempo? Sí, si eres Dani), Un papá en prácticas (Adrián, qué te digo... que eres lo más), y Joaquim, y Pau... y todos.

Y las mamás... mis queridas mamás: Let Esto no es como me lo contaron (gracias, guapa, por todo, todo el rato), Mi Diana Marujismo (te adoro), María José La alcoba de Blanca (me faltaron horas y cañas contigo), Natalia Las historietas de mamá (me encantó conocer in person, más maja que todas las cosas), Olga Cuéntamelo Bajito (que no vivimos mu lejos... a ver si apañamos un ratico de café o algo, ¿no?), Vanesa ¿Y de verdad tienes 3? (guapa y primor, ¡quiero más!), todas las hermosuras del grupo de whatsapp (me váis a perdonar que no os ponga a todas porque si no no acabo, pero que sepáis que estáis in my heart, en serio, verdad de la buena)... ¡OS COMO!

Pues eso, que vaya finde de emociones, de subidón non stop, de ternura y fliponismo. Que sepáis que esto me ha cargado las pilas y bueno... digamos que tengo unos cuantos planes ahí gestándose in my brain. Muajaja. (lo bonito sería tener tiempo para hacerlos realidad, jajajaja)

Un besazo a todas, y de verdad... ¡GRACIAS!



Pequeños placeres de madre

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Si preguntas a cualquiera por la calle sobre qué haría si tuviera vacaciones mañana, la mayoría de la gente te dirá que irse de viaje, conocer otros lugares, ir a museos, comer fuera... cosas normales. Si preguntas a una madre qué haría si tuviera vacaciones... te contestará que qué son las vacaciones. Drama humano. 

Tener hijos, y esto que voy a decir es una obviedad (que me perdonáis porque tenéis el mismo sueño que yo ahora mismo), es muy 24/7/365, vamos, que cada instante de tu existencia de aquí al 2098 (pongo ese año porque imagino que para esa fecha ya habremos palmado todos, salvo que la ciencia lo pete y seamos inmortales -cosa que me parece un coñazo, también te lo digo-), cada segundo de tu vida hasta el final, va a ser un instante de madre (cuidao, que esto también es bonito, maravilloso, de hecho, no vayamos a centrarnos sólo en lo malo).

Una de las cosas que te cambia cuando eres mami es la valoración del tiempo... y no me refiero a la rapidez/lentitud con la que pasa, no, hablo de valorarlo en plan "Ay, cómo te echo de menos, con lo que yo te quería", hablo de atesorar y mimar, como expecie en peligro de extinción, los segundos que te quedan libres a la semana. Si antes de tener churumbeles pasabas horas en el sofá (con mantita, con mantiiiiiita) viendo Anatomía de Grey (o The Walking Dead -en plan premonición de tu careto futuro-), si antes de ser madre te despertabas un domingo con las arrugas de la almohada clavadas en tu rostro a base de horas de sueño, si antes... Mira, que eso era antes, que se acabó, caput, finito, cero, adiós, despídete, esos eran otros tiempos. Con la maternidad las aspiraciones relajísticas se hacen pequeñitas, digamos que soñamos con un "descanso low-cost". Del viaje a Cancún a la ducha de 10 minutos: eso es ser madre. Ja. 

Hay un montón de cosas sencillas y mundanas que una hacía antes de la maternidad y que ahora son un mundo, pero que precisamente por convertirse en excepcionales y difíciles de conseguir, también se disfrutan a lo loco cuando por fin puedes hacerlas. Son los pequeños placeres de madre, cosas cotidianas, pequeñas, que hacen que el día mejore, aunque sea un poquito:

  • UNA DUCHA DE MÁS DE 2 MINUTOS: El día en que se alinean los planetas y puedes meterte debajo de un maravilloso chorro de agua, sin estar pendiente de la hora, ese día en que te puedes poner hasta mascarilla del pelo, ahí a lo loco, ese día te quedas nueva. La gente "no-padre" quizá no lo valora, pero es un éxtasis. Si en vez de ducha es baño, y sales con los dedos hasta arrugaditos, bueno, bueno, bueno... Lujo asiático en tu hogar. 
  • COMER: Cualquiera diría que vaya tontería, que comer consiste simplemente en sentarse a la mesa, ir pinchando cosas y llevárselas a la boca. Ya, "ese cualquiera" no tiene hijos. Por eso el día en que consigues empezar y terminar la comida sin haberte tenido que levantar a recoger algo del suelo, sin haberle dado de comer a nadie más que a ti misma, sin acabar con comida en la camiseta, el pelo y el alma... ese es un gran día. Póngame café, copa y puro (de chocolate), que hoy estoy a tope.
  • SALIR A LA CALLE A LA PRIMERA: Tal cual. Tener que salir, y simplemente coger un bolso, el tuyo, las llaves y ya... pffff, canela en rama. Cuando te ves en la calle en dos minutos, sin tener que haber peleado con nadie por chaquetas que hay que ponerse, pañales que acaban de ensuciarse sorpresivamente, juguetes que no se quieren quedar en casa... cuando sales tú sola, sin nada más, y ves que has tardado dos segundos, ay, eso es una maravilla sin parangón.
  • DORMIR VARIAS HORAS... SEGUIDAS: no hace falta que diga nada más, todos sabemos de lo que hablamos. El nirvana es una cama sin despertador en la mesilla, con "la alarma-mamá" apagada y un bebé que duerme plácidamente 6 horas del tirón (no digo 8 porque tampoco hay que apuntar tan alto, locuras las justas). El primer día que consigues enganchar varias horas de sueño seguidas... ese día te levantas hasta gilipollillas, en plan cerebro secarruto no acostumbrado al confort del sueño. Pero mola tanto... (Nota: Suerte a todas las que todavía no hayáis experimentado este momentazo... ojalá sea muy pronto).
  • HACER "COSAS BAÑILES" EN SOLEDAD: porque compartir es bonito, porque tu familia es lo que más quieres, porque tu hijo es el amor de tu vida, porque tu pareja y tú tenéis toda la confianza del mundo... porque todo eso está muy bien, pero un peíto es un peíto y tampoco hay que compartir tanto, hombre ya. Hacer pis y cacota a solas es un placer de los dioses, es algo en lo que no habías caído en tu vida, hasta que dejas de poder practicarlo, hasta que te ves en la tesitura de hacerlo delante de público, un público pequeño que además, si tienes suerte, va comentando tu faena. Bravo.
    Y bueno, ya no hablo de ver una película del tirón... porque para qué. Desde aquí animo a las cadenas y productoras a que creen MICROSERIES destinadas al público "mamá-papá", y no por temática, sino por duración: lo que propongo son capítulos de dos minutos, tó lo más, que es lo que tiene uno disponible (y estando en pleno -o semi- uso de tus facultades mentales) al final del día. No me digáis que no es un ideón.

    Sí, con la maternidad todo se complica, pero precisamente por eso una aprende a saborear más ciertas cosas, los pequeños placeres de madre... y eso, en el fondo, está muy bien, porque seamos sinceros, tampoco es que antes pudieras irte a Cancún todos los años. ;)


    Y tú, ¿cuáles son tus placeres de madre? ¿Qué cosas te dan la vida, aunque sean pequeñitas e insignificantes? Cuéntamelo, a ver si entre todas nos damos ideas y hacemos un "banco de placeres pequeños", jejeje. 

    Besos de madre que se va a dar una ducha loca con mascarilla y todo. Alegrías capilares de ayer y hoy ;)

    Idea para San Valentín (por si acaso)

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    Oye, ¿celebramos San Valentín?
    No huyáis, ¡qué en verdad lo que os voy a proponer mola!

    Vaaaaaaale, ya sé lo que me vas a decir: que es un invento de las tiendas para vender... Correcto, estoy de acuerdo, soy la primera que piensa así. Peeeeeeero lo que os voy a contar no implica comprar o gastar, no, no, no, ya veréis, es gratis, molón y amoroso. ;)

    A nivel personal, San Valentín me da repeluco, no me va nada el tono, ni lo que se vende como romanticismo, ni ná de ná. Pero si es cierto que me parece una oportunidad (como otra cualquiera, también os lo digo), una excusa estupenda, para tener un momento parejil. Y es que con la cosa de que es una fecha señalada (sea por el motivo que sea), y lo tenemos más o menos presente, es más fácil organizar algo ese día con nuestros amores. Ya que nos van a bombardear con corazones y love, y venga love, por "tós laos", oye, aprovechémoslo para tener un momento bonico en pareja. Y bueno, si es que no puedes con la fecha, porque la odias, puedes hacer esto que te voy a contar otro día, no penaliza ni pierdes puntos de amor por ello. La cuestión es hacer cosas juntos, lo he dicho unas mil veces, sea lunes, jueves, febrero o diciembre. Ea.


    Pues vamos a ello. No sé muy bien qué nombre ponerle... En consulta siempre lo acabo llamando "Amor en el bote", pero sé que no es preciosísimo (porque además, si pronuncias esa frase en una clínica de donación de esperma, cambia mucho su sentido). Si se te ocurre un nombre molón, por favor dímelo, te lo agradeceré en el alma. 
    Bueno, al lío, ¿en qué consiste la actividad?
    • Coge un papelico, a poder ser sin manchas, que no esté arrugao, y que no tenga nada escrito por el otro lado, no seamos cutres, por favor: leer "Te quiero" y darle la vuelta al papel y ver "Lechuga, Papel Higiénico, Desatascador..." es, a priori, poco motivante amorosamente.
    • Haz diez trocitos (insisto, cuida un poco el detalle, recórtalos bien, que queden igualitos...)
    • En cada trozo escribe algo bonito de tu pareja. Aquí te dejo diez ideas con las que puedes rellenarlos (son 9 bonitas y 1 que es un poco "un aprovechar para saludar", pero que escrito con humor y amor, puede ser hasta divertido) :
    - Me siento orgulloso/a de ti por:
    - Me siento apoyado/a por ti cuando: 
    - Te admiro por:
    - Me gusta taaaanto de ti: 

    - (Este es el de "Aprovechar para saludar", jijijiji) Si dejas de hacer (rellenar al gusto del consumidor) tampoco no pasa nada. (Ojo: no le pidáis cosas como "Si dejas de hacerME la vida imposible", jajaja, que eso es mucha tela. Me refiero a detallitos suyos que no te encanten y que tampoco sean dramáticos, como moderse las uñas delante de ti, dejar calcetines sucios secretos en el suelo -esperando ser recogidos por una mano amiga-, dejar el bolso sobre el sofá nada más entrar en casa, esas cosas, nada serio).
    - Lo que más me gusta de nuestra relación es:
    - Sé que me quieres cuando
    (haces tal cosa)
    - Me encanta cuando hacemos: (siiii, eso también podéis ponerlo, pero me refiero a actividades que te mole hacer en pareja -que siiiii, que si quieres puedes poner "follisquear", veeeenga, circulen!)
    - Adoro "tal" parte de tu cuerpo: (ojos, lunar, manos, pelazo... lo que se te ocurra)
    - Aunque hay días en los que me sacas de mis casillas, y te lo hago saber quizá no de la mejor manera, que sepas que te quiero mogollón. (Esta frase podría estar en una postal SINCERA de San Valentín, jajaja, pero es que es así: nadie está a tope de amor 24 horas al día, todos los días, pero no por eso nos queremos menos, ¿ein?).
    • Cuando tengas todos tus papelitos escritos, enróllalos y márcalos con algún color, para saber que son los tuyos (que tu pareja haga lo mismo con los suyos, of course). 
    • Meted todos los rollitos en un bote (un bote limpio, que no tenga restos de mermelada, ni de lentejas), y cuando llegue el día (San Valentín o San Valentón, me da igual, la cosa es hacerlo), estando los dos a solas (y despiertos), id cogiendo uno a uno los papelitos y leeros el uno al otro lo que habéis escrito.
    Obviamente toda la parafernalia del bote y los "turulitos" es por aportar primor y detallismo, pero no es imprescindible. Si no tenéis tiempo para chorraditas, simplemente anotad vuestra lista de "10 cositas del amor" y leérosla el uno al otro el día que hayáis fijado.

    EXTRA: San Valentín es un día al año, pero nuestra relación lo es toooooodos los días, así que vamos a intentar hacer algo que no se quede en un momento puntual. El bote que habéis usado para esta actividad lo podéis aprovechar para otra cosa muy molona: el banco de planes guays. ¿Cómo se hace? Pues cuando a uno se le ocurra un plan que le gustaría hacer en pareja, que lo escriba y lo meta en el bote, así el día en que tengáis una cita de novios (ya sabéis que recomiendo hacerlo una vez al mes, aunque sea un par de horas), podéis sacar un papelito del bote y ya tenéis un plan, sin tener que pensar. ¡Toma ya!
    • Versión PRO: si hay planes que queréis hacer pero son más de vuestro gusto que del de vuestra pareja (tampoco os paséis y obliguéis al otro a comerse un marrón que no le guste nada, porque eso amor, amor, no es, se llama coñazo, y es mal), ponedle un distintivo por fuera, que se sepa que son vuestros y "especialitos". ¿Por qué? Porque así cuando vuestra pareja quiera sorprenderos con algo especialmente pensado para vosotros (cosa que mola hacer de vez en cuando, oiga), sólo tendrá que coger uno de esos papeles, y voilá, ya tiene un plan con el que seguro acertará. Yeah! 
    Y eso es todo. Bueno, todo no, que digo yo que si hacéis la actividad, y os mola, y os ponéis tiernitos, y eso, y lo otro, y talpascual, pues que... a lo mejor, si los niños ya están dormidos, y eso... pues que quizá os apetezca seguir celebrando... cosas. Vamos, que ya que vais a preparar un momento de amor con todo esto de los papelitos, quizá estaría bien hacer también otra cosita, ¿no? Ahí lo dejo (pero añado: muajajaja)

    Besitos de madre enamoradaaaaa (y poco almibarera, aunque parezca lo contrario). 

    Imagen: Escena de la peli "World War Z" (¡vivan los zombies!) cogida de intenneeeee

    Cerebro de madre: 5 cosas que no harás a la primera

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    Hay cosas que cuando no eres mami se hacen del tirón, a la primera, sin problema alguno. Pero con el sueño y el cansancio, nuestro pobre cerebro de madre se hace la picha un lío, y al final esas cosas que a priori se pueden realizar con un sólo gesto, acaban necesitando dos o tres (o doscientos) intentos (depende del día). Vamos con 5 cosas que una madre no logra hacer a la primera, casi nunca:
    • Calentar café en el microondas: Tú metes el café en el micro, le pones el tiempo, le das al botoncico y aquello empieza a girar como si no hubiera un mañana. En ese mismo instante, tu peque se hace caca/llora/tira algo/te llama/todo a la vez, así que vas a atenderle rauda y veloz. El café se queda en el micro, triste y solo. Media hora después te acuerdas de que lo tenías calentándose, y compruebas, con pesar, que ya está helado de nuevo. Le vuelves a dar al microondas, un minuto, ahí, que se caliente bien. Pero un minuto en la vida de una madre es mucho, y algo vuelve a suceder. Olvidarlo, acordarte, calentarlo, volver a olvidarlo, volver a calentarlo... es el ciclo clásico del café de madre. Con suerte, te lo terminas bebiendo a las 12. Y sabe raro. 
    • La lavadora: Una madre no pone la lavadora una vez, no, no, no, no, eso sería lo fácil y lo bonito. Una madre la pone, se le olvida que la ha puesto y cinco horas después tiene que volver a hacerlo porque la ropa, que lleva ahí encerrada y húmeda tanto tiempo, huele a gimnasio de instituto. Que levante la mano la que no haya tenido que repetir una lavadora porque se le ha olvidado completamente que estaba ahí. ¿Nadie? Jijiji
    • Hacer compra: "No, si voy a por cuatro cosas, no hace falta que las apunte que yo me acuerdo". Ya. Se corta la imagen y se ve a una madre en un supermercado, petrificada en el pasillo de las conservas, con la mirada perdida intentando recordar qué leñes era lo que tenía que comprar. Por supuesto al llegar a casa descubrirá que lo que faltaba, y era urgente urgente, es papel higiénico. Hala, toallitas para todos (que afortunadamente sí que quedaban en casa), o servilletas (de papel), que tú y yo sabemos que son "el papel higiénico de emergencia".
    • Lectura. Sucede un milagro y resulta que puedes sentarte dos minutos a leer un poco. Abres el libro, toses por el polvo acumulado en la portada, y empiezas. Cuando acabas el primer párrafo, te das cuenta de que no te has enterado un carajete de lo que cuenta. Tres lecturas más tarde, si es que tienes la suerte de poder hacerlo, por fin lo pillas. Pa lo que hemos quedao.
      • Nota. Sí que hay algo que somos capaces de leer de principio a fin del tirón (y comprendiéndolo): los prospectos. Como literatura dejan mucho que desear, pero es bonito enterarte y que la especie humana sobreviva. 
    • Hablar con otro ser humano (adulto) y enterarte: Estás frita por tener una conversación de adultos en la que Peppa Pig, Dora o La puñetera Patrulla Canina, no estén presentes. Un día se da el caso de que tienes a un adulto delante, dispuesto a tener un rato de charla (una amiga, por ejemplo). Empieza a hablar (tú lo estás disfrutando) y entonces, diez segundos más tarde, te das cuenta de que se te ha ido la olla y has desconectado.¿De qué me está hablando?
      • Aquí es cuando, en un movimiento psiconinja, intentas leer la cara de tu interlocutor en busca de signos que te indiquen si lo que está contando es positivo o negativo, para poder asentir o negar con la cabeza, y que parezca que te estás enterando de lo que te dice. Magia de madre. 
      • Hay veces en las que, aunque estabas deseando estar entre adultos, la verdad es que esa desconexión cerebral de la conversación se produce porque... ¡te importa un bledo de lo que hablan! Se ha dado el caso. 
    Esto pasa. Y cuando pasa, piensas que tienes mucho sueño y que es por eso. Entonces te preparas un café, a ver si te despejas, le pones leche, lo metes en el micro... y allí se queda hasta las cinco de la tarde, siendo calentado y enfriándose en un ciclo sin fin,porque una madre no se toma el café a la primera... nunca

    Besitos de madre en modo repeat.

    One Washcloth Challenge

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    ¡Buenas!

    Hoy os dejo un post diferente... (diferente sobre todo porque estoy hasta temblando de los nervios mientras escribo!!!!)

    Resulta que Un papá como Darth Vader se ha inventado (el muchacho) un reto muy bonico para hacer así en vídeo, dirigido a dar más visibilidad a los Papás Blogueros . Y luego resulta que J.M. de La parejita de golpe me nominó (amén de otras indirectas que recibí de parte de otros blogueros... ejem). Total, que me he liao la manta a la cabeza y... sí, lo he hecho. Y como de perdidos al río, voy y lo cuelgo aquí (no hay dolor). 

    Espero sinceramente que no me repudiéis después de verlo. ¡Qué vergüenza más grande! ¡En serio!



    Pues eso es todo. Ay, madre, ¡qué fatiguita! XD

    PD: Un besazo a los "papisblogueros", que molan todo y es genial que se muevan tanto para demostrar que la paternidad con implicación total existe, y es guay. 

    Besitos de una madre "atacá"

    Diógenes no era una madre

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    El síndrome de Diógenes. Supongo que todos estamos familiarizados con el concepto, pero por si acaso lo refresco rápidamente y de manera un poco informal: básicamente consiste en acumular objetos como si no hubiera un mañana, objetos que no usas y que no usarás, además, pero que consideras necesarios o que crees que te hacen feliz (unido a un aislamiento social, y muchas más cosas, pero no voy a entrar en detalle). En su versión realmente patológica es un tema serio, pero sin llegar a eso (no por favor), no vamos a negar que todos acabamos acumulando una cantidad absurda de cosas a lo largo de nuestra vida.

    Pero sudece que desde que soy madre me he dado cuenta de que eso de acumular no es factible, ni viable ni ná, por dos sencillas razones, a saber: a) Mi piso no es como el bolso de Mary Poppins, y b) un bebé (y posteriormente un niño) no trae un pan bajo el brazo, lo que trae es un Kit Comansi infinito de complementos y cosas. Si sumas estos dos factores, rápidamente verás que las cuentas (en metros cuadrados y cúbicos) no salen. 

    A este hecho hay que añadir otra variable, que llamaremos "atenuante": tener cosas en sí mismo no es letal, quiero decir, que si tienes espacio, bueno, allá tú, el problema extra es que esas cosas se ponen en sitios (de ello se encarga principalmente tu pequeño retoño, porque eso de "reubicar"es una actividad a la que se entregan sin dudar), es decir, HAY QUE RECOGERLAS. Y ay, amiga, eso ya son palabras mayores. 

    Pues en estas movidas andaba pensando yo, en Diógenes...

    ¿Por qué se llama Diógenes y no Diógenas (a parte de porque no existe, claro)? Porque si este señor* hubiera sido una mami, créeme, no hubiera acumulado tanta cosa. Lo que me gustaría saber es qué opinaba la suya (su madre) de todo esto. Me imagino la escena: Corría el año cuatrocientos y pico a.C., en una casa en... pongamos Atenas (hoy en "Me invento la historia": ¡Lapsicomami!). Una mujer entra en el cuarto de su hijo y se encuentra con una estampa que se le corta hasta el café que se tomó a las 10. 
    • Diógenes Alfredo, ya estás cogiendo una bolsa y metiendo todo lo que no uses, que lo vamos a llevar al punto limpio de Atenas. Un día nos comen las cosas en esta casa, ¡nos comen!
    • Pero mamáaaa, ¡qué yo necesito todas estas cosas!
    • ¿De verdad? Esta toga que te tuve que comprar porque "todos tus amigos la tenían" y que no te has puesto ni un sólo día... ¿de verdad "la necesitas"? Hala, recogiendo y pal punto limpio. 
    Un tema. Así que creo que unido a la maternidad se da en ocasiones un frenesí, un ansia viva, un yo qué sé, por tirar/reciclar/donar cosas, un amor por la no acumulación, un gusto por el minimalismo vital. Eso o acostumbrarte a vivir rodeada de cosas, ojito, que también se ha dado el caso (a ver, qué remedio, si no tienes tiempo ni de ponerte a deshacerte de ná, pues hala, aprendes a vivir con ello y tan ricamente, jejeje).


    Y vosotras, ¿os gusta deshaceros de cosas o seguís acumulando ahí con alegría? ¿Cuántos armarios necesitamos en realidad en una casa? XD

    Besitos de madre con afán de despejar. 

    * Diógenes, el de verdad, el filósofo, en realidad nunca acumuló cosas, y de hecho promulgaba todo lo contrario. ¡Qué curioso!

        Y pasarás vergüenza

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        Al convertirnos en padres son muchos los aspectos de nosotros mismos que cambian: mayor tolerancia a la frustración, a la falta de sueño... Sí, donde tú creías que estaba tu umbral, tu límite infranqueable, allí va tu hijo y se mea. Pero bueno, supongo que estas cosas nos hacen ser mejores (yo por lo menos así lo veo). 

        Otro de los umbrales que destruirá tu maternidad, que pulverizará, que se quedará corto rápidamente, es el de la vergüenza. Si antes te daba todo el corte descubrir que te habías manchado la camiseta estando en la calle, ahora una mancha, o dos, te parecen tan poca cosa, tan meimportaunpimientismo, que ni te inmutas y sigues tan pancha.

        Pero lo cierto es que la maternidad trae consigo grandes momentos de vergüenza total, de"tierra trágame, y hazlo rápido", todos obra y gracia de nuestros retoños. Lo bueno es que, como decía, uno se acostumbra y se hace impermeable al ridículo, o al menos lo intentamos, ¿no? Porque aunque pasemos vergüenza también hay que reconocer que luego uno se ríe (luego o en el momento, depende del caso, jajaja).

        Ilustraré este hecho con una situación real, protragonizada por mí misma cuando tenía unos cinco años (no recuerdo bien la edad, la verdad, pero seguro que mi madre sí que lo sabe, segurísimo, fecha, hora, clima, todo). 

        Corría el año... digamos 86, una madre acude a la pizzería de un conocido, con su pequeña y pizpireta hija, y su bebé recién nacido -el señor marido estaba a punto de llegar del trabajo, y le esperarían allí-. Ocurre que, sentados en la terraza (terraza que ese día primaveral y estupendo estaba llena hasta la bandera), en pleno "dar el pecho al peque", a la pequeña le entran ganas de ir al baño. 
        • ¡Me hago caca, mamá!
        • ¿No puedes esperar un poquito? 
        • ¡Nooooo, me hago cacaaaaa! 
        • Si esperas un momento voy contigo, pero tienes que... 
        • ¡Me hago caca! -la niña tenía las ideas, a nivel de esfínteres, bastante claras-
        • Pues cariño -dijo amorosamente y repleta de paciencia, como sólo una madre puede hacerlo-, ve tú, que ya sabes dónde está, que yo ahora mismo no puedo porque está tu hermanito comiendo
        • ¡Vale! 
        Esa madre no sabía que aquello iba a ser el principio del fin, del fin de la dignidad, claro. Siguió dando el pechete a su retoño, centrada en su carita, en su boquita... ¡qué bonito!, cuando de pronto escuchó un desgarrador grito proveniente de la entrada del local, situado a unos cuantos metros de la terraza (insisto, repleta) donde se hallaba. 
        • ¡Mamaaaaaaa! ¡He hecho mucha caca y no hay papel, y además el cuarto de baño está asqueroso! 
        Esa madre, con gotas de sudor frío bajando por su espalda (y su alma), alzó la cabeza para comprobar, con pasmo absoluto, que efectivamente era su pizpireta hija la que había emitido tal perla. Y no sólo eso, sino que para más jolgorio, la buena chiquilla estaba ahí de pie, en la puerta de la pizzería, pantalón y bragas en los tobillos gritando con los brazos en alto. 

        Dos milésimas de segundo después, estando la madre aún en shock, apareció un muchacho, camarero del local, rollo de papel higiénico en mano y la cara roja como un tomate, el cual, ubicado tras la niña, se dirigió a toda la terraza para informar de dos puntos: el baño estaba siendo limpiado, y el papel higiénico había sido repuesto. Acabó su frase con un "Señora".

        Pues bien, el Karma, ese cachondo, ha querido devolverme esta y otras situaciones con mi maternidad: ahora me toca a mi disfrutar de la vergüencita que a veces nos hacen pasar los retoños. Os cuento dos ejemplos (de los mil que ya tenemos) más o menos recientes: 
        • Hace unos meses, cuando aún Migordi no hablaba pero empezaba a decir sílabas a lo loco, estábamos en el ascensor con dos vecinas ya mayores. El niño iba con su charla "menudilla", "Pa", "Ma", etc. para deleite de las señoras, que lo miraban embobadas y comentaban "lo rico que estaba el chiquillo". "¡Qué guapo y qué majo!", dijo una, y acto seguido ese pequeño y adorable ser, unió dos sílabas así mágicamente, y las tres pudimos escuchar, alto y claro, cómo de su boquita salía un "PUTA". Fenomenal. Afortunadamente a las buenas mujeres les dio la risa y yo pude descojonarme, relajarme, pasar el trago, no sufrir salir de aquello "bien".
        • El otro día, camino al cole con su padre, mi querido hijo no tuvo otra cosa que hacer que pararse en mitad de la calle, a la altura de la puerta del centro de salud que hay al lado de casa (abarrotado), y mano en culo, empezó a gritar "¡Pedete, pedete!" muerto de risa. He de decir, en su defensa,que aquí los responsables del momentazo somos nosotros, que le hemos dicho lo de "pedete" mil veces muertos de risa, y claro, pasa lo que pasa.
        Estas cosas, si os soy sincera, me importan muy poco, es más, me hacen mogollón de gracia. Supongo que sí, que mi umbral de tolerancia a la "fatiga" ha cambiado. Eso es la maternidad, y me parece estupendo.

        ¿Te ha pasado algo así? ¿Has vivido ya momentazos de estos de "tierra trágame" (pero qué risa) con tu/s hijo/s? Y de niña... ¿hiciste pasar vergüencita a tus padres alguna vez? Estoy segura de que sí, es como muy inevitable, jajaja.  ¡Cuenta, cuenta!

        Besitos de madre con poca vergüenza

        Día del padre

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        Fíjate que no he sido yo nunca de celebrar estas cosas, al menos no siendo ya adulta, en el cole era otro cantar, con tanta manualidad por regalar, jejeje, pero este año estoy de un tierno que tira p'atrás, y no me he podido resistir. 

        Porque no imagino a nadie mejor con el que compartir (y disfrutar) esta aventura
        Porque eres un padre "genialoso"
        Porque verte en esta faceta me hace morir de amor (instantáneamente, además)
        Porque eres la pera, moreno
        Porque...



        Es que estos papis son lo más, porque a parte del amor supremo, del apoyo, de todo... a parte de eso nos proporcionan grandes momentos de comedia, y eso, cuando tienes más sueño que una camada de gatitos, no está pagao.

        Son muchas las anécdotas que recuerdo con risa en el alma, pero hay una en especial, que hace que se me salten aún hoy los lagrimones (paso a relatarla con permiso de Mimaromo):

        Llego un día a casa de la consulta, y me encuentro a mis dos amores en el sofá. Mimaromo estaba a punto de cambiarle el pañal al peque. En ese momento me viene el flash de que esa tarde, antes de irme, se habían acabado las toallitas. Se lo digo a Mimaromo, y me contesta: 

        • No pasa nada, antes he cogido las  que tenías en el baño, las de manos, y van genial
        • ¿Las de manos? Yo no tengo toallitas de manos... 
        • Sí, las del paquete azul y blanco
        • ¡¡¡¡Esas son toallitas desmaquillantes!!!! Jaaaaajajaja ¡¡¡Pero si lo pone claramente en el paquete!!!
        • Ah, yo es que he leído "Pieles sensibles" y he dicho "Estas mismas". Pues que sepas que limpian cacotas fenomenal. Puedes llamar a la marca y decirle que añadan otra utilidad
        Os lo juro, casi me caigo de culo de la risa. Desde entonces ese día es recordado como el "Día en el que le desmaquilló el ojete al peque". Lo adoro. 


        ¿Os han pasado cosas así? ¿Algún despiste paterno jugoso? 
        Son momentos impagables... 


        En fin, que como os decía, estoy muy sensible, así que me he venido arriba de mala manera.

        PD: Esto no va de hacer regalos, pero si quieres tener un detallito con el padre de tu/s criatura/s, te dejo el enlace para descargar "Unos vales-regalo molones para papis" (que incluyen, por ejemplo, dormir un día hasta las tantas, elegir programa en la tele... cosas bonicas). ;) 


        Un besote de madre afortunada.

        Planificador de menús (por necesidad post vacacional)

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        No sé vosotras, pero yo me he puesto muy muy hasta arriba de todo estos días de vacaciones. ¡Maldita (y deliciosa) repostería semanasantera! Aunque no han sido sólo dulces lo que he engullido satisfactoriamente esta semana, que aquí mi querido padre se ha marcado unas migas supremas y unos guisos de toma pan y moja, literalmente. Cierto es que no ha sido de los peores/mejores años, jejeje, pero anoche estaba ya tan saturada que cené una ensaladita por pura necesidad estomacal. 

        Así que me he levantado decidida a ponerle remedio a los desfases gastronómicos, pero como con la maternidad eso de programar menús (y lograr llevarlos a cabo) no es fácil, me he vuelto muy loca imprimiendo los planificadores de comidas que hice en septiembre. Ahora toca mirar los menús del peque en el cole, pensar los de casa que complementen, apuntar la lista de la compra... Sí, suena fatal, pero en verdad luego te alegras porque se ahorra tiempo y dinero (palabrita). 

        Os dejo el enlace de descarga aquí abajo por si también os viene bien un poquito de orden (o al menos un intento de) a nivel gastronómico. 



        Y tú, ¿te has puesto fina en Semana Santa? Jejeje

        Besitos de madre con ansia de verduras

        La noche nos confunde

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        No sé a vosotras, pero a mi la maternidad me ha hecho coger "un poco de carrerilla" con esto de "hacerme mayor". No es que ahora sea una "señora" (en serio, gentes de bien, no nos llaméis así), pero algo sí que he cambiado o mutado, o evolucionado, o madurado, o yo qué sé.

        Nos hacemos mayores, niñas. Lo vas notando en ciertas cosas, detalles que ahora te molestan (casi todo), cosas ya que no te molan nada como antes... Pero si hay una situación que te lleva, de cabeza, a darte cuenta de este hecho es volver a salir de copas tras el letargo mamístico ojeroso.

        Si no me crees, haz la prueba, verás qué risa. Prepárate para un viaje alucinante, para flipar mucho con la humanidad. Es toda una experiencia. Si pensabas que te ibas a encontrar el patio tal y como lo dejaste la última vez, despídete, porque no: ni el patio es el mismo, ni tú tampoco. En realidad eso no es ni bueno ni malo, es... la vida (tooooma ahí profundidad reflexiva).

        Cuando una sale de copichuelas tras meses/años, sucede una cosa muy bonita, y es que te posee el espíritu de tu abuela. Pillarte cuestionándote alguno de estos puntos es signo inequívoco de que "te has hecho mayor" (jojojo):
        • La ropa de la peña: ¿Cuándo ha cambiado la moda tanto? ¿Por qué la gente viste raro por la noche? El padre de un amigo, cuando veía a alguien joven "con pintas" (que no eran pintas ni ná, un joven normal, vamos), decía: Y éste, ¿por qué protesta? Siempre me hizo mucha gracia la expresión, y siempre pensaba "Jo, cómo son los mayores de coñazo con lo de la ropa". Ahora me doy cuenta de que la mayor soy yo, porque... ¿Por qué protesta esta gente? Shit! Es posible que hasta te descubras pronunciando la siguiente frase: "Si es que parece que van disfrazados". Hala, y tan a gusto que te quedas, porque es que hay que ver cómo van... 
        • Las costumbres populares, como estar horas y horas de pie en un bar. ¿Por qué no ponen unas sillitas o algo? ¿Por qué el sector de la hostelería nocturna está tan en contra de la comodidad? O  por ejemplo, vagar por las calles eternamente en busca de un local. ¿Qué hay de divertido en eso con la rasca que hace? "Yo conozco uno cojonudo -piensas-, mi casa.
        • Los precios: ¿Estamos locos? ¡Esto es un robo! (Y bueno, cruza los dedos para que no te hayan colado garrafón, porque si no mañana sí que vas a vivir una "fiesta", en el wc, claro). Si además te pillas haciendo cábalas de cuántos pañales se pueden comprar con lo que cuesta una copa, ya apaga y vámonos. En serio, vámonos a casa. 
        • La música: Una cosa muy bonita que pasa cuando eres madre es que tu playlist diaria contiene grandes éxitos como "El barquito chiquitito", "Los patitos", o las canciones de cabecera de las series de dibujos animados favoritas de tu hijo (Ya está aquí, ya llegó, la patrulla caniiiiiinaaaaa). Y claro, eso no es lo que pinchan en las discotecas. Quedarte atrapada pensando ¿Y este que canta quién es, y por qué es tan mala la canción? es la monda. (En este punto he de reconocer que eso me ha pasado un poco siempre porque no soy de gustos musicales especialmente populares, pero si a eso le sumas la banda sonora actual de mi hogar, ya me tienes fuera de bolo del todo). 
        • La falta de confort en los atuendos (sí, el hecho de que use la palabra "atuendos" ya me catapulta a la senectud directamente, lo sé): Asúmelo, es posible que en tus tiempos mozos fueras capaz de estar en minifalda (sin medias) a las 4 de la mañana de un 15 de enero, y aguantar con tus tacones inmutablemente las horas que hicieran falta, pero eso ahora te parece una locura sin sentido. ¿Dónde están mis leggins, dóndeeeeeee? (Los leggins: esa prenda a la que le dediqué una oda)
        • La fauna (y a veces también la flora) de los locales: tampoco hay mucho más que explicar. Ni National Geographic ni ná, sal de noche y verás especímenes y comportamientos verdaderamente increíbles. Eso sí, te llevará a preguntarte si cuando tú salías habitualmente la cosa era también así, o si es que el mundo se ha vuelto loco. Reflexionemos sobre ello. 
        Cuando eres madre, y estás ahí en el bucle del día a día (que pasa, a todas nos pasa aunque sea un poco), eso de salir de noche se convierte casi en una misión a Marte: por lo que cuesta llegar, y porque cuando lo consigues por fin, resulta que te sientes como rodeada de extraterrestres.




        La verdad es que es la mar de entretenido. Salir tiene sus cosas buenas, y hacerlo de vez en cuando no está ni mal, aunque a veces sea raro o te sientas "fuera de lugar", que puede suceder. A mi, si os soy sincera, arrancar me cuesta arrancar, pero una vez que estoy en la calle... ¡lo doy todo! (las tres veces que he salido, jojojo)

        ¿Os ha pasado esto? ¿Cómo han sido vuestras salidas de marchuqui tras la maternidad? ¿Hasta qué hora habéis aguantado? ¿Os apetece una noche loca, o ya no tenéis ganas?

        Besos de madre.

        PD de paz y amor: Que no se me tire nadie al cuello que no estoy diciendo que las mamis seamos unas carcas, ojito cuidao ahí. ¡Con lo guays que somos las madres! -¿Se sigue diciendo eso de "guay", o ya está desfasado? ;)-

        35

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        Hoy hace 35 años que estoy en este mundo (hora arriba, hora abajo). Sí, ¡es mi cumple! 

        Me encantaría poder transportarnos a todos a una cafetería molona e invitaros a un trozo de tarta enorme, y/o a copazos a lo loco. ¡Ay, sería tan genial! Pero como eso va a ser complicado me tengo que conformar con invitaros a un poco de tarta... dibujada, jejeje. 

        Mis 34 han sido la leche, menudo año de alegrías y felicidad, de verdad, así que empiezo los 35 con todas las ganas e ilusión del universo. 

        Un besote enorme, gente guapa, y... ¡Chin-chin! Brindo virtualmente con vosotros, ¡porque sois la caña!


        Besitos de madre cumpleañera

        Elegir cole

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        Quizá llego un poco tarde con este post, pero bueno, todavía está el plazo de matriculación abierto y hay padres que aún no hemos hecho la matrícula   aún no lo tienen claro  aún no se han decidido.

        Venga, vamos a mirar coles

        He de decir que nosotros no hemos tenido mucho quebradero de cabeza en cuanto al cole, porque desde el principio de los tiempos teníamos claro a qué centro queríamos llevar al peque*, pero sí que fue divertido elegir la Escuela Infantil.

        * Va a ir al mismo que fue su padre, porque si queremos que vaya al que yo fui de niña tendríamos que levantarnos todos los días a las 3 de la madrugada y hacernos 600 kilómetros, porque está en Málaga, jejeje. 

        A priori, antes de ser padre, te parece que tampoco tiene por qué ser tan complicado: se trata de encontrar un centro que te guste, en el que traten bien a tu hijo, y coles hay a porrillo. Ay, amigo, ¡qué fácil de decir! Porque una vez que tú tienes a tu hijo, a la sangre de tu sangre, carne de tu carne, no te vale cualquier cosa: tú quieres de lo bueno lo mejor, de lo mejor lo superior.



        Al principio, que uno no sabe bien cómo empezar la búsqueda, recurrir a internet en busca de opiniones es un clásico básico. El problema es que si te pones a mirar comentarios en foros te da el lío:
        • El centro "Jarimori" es lo mejor, nosotros estamos encantados y la peque está genial. 
        • El centro "Jarimori" es el infierno educativo en la tierra. Nosotros sacamos a nuestro hijo de allí porque tuvimos problemas desde el primer día. Todo mal. Caca. De la Vaca. 
          ¿Cómo? ¿Y entonces? 

          El "angustiamiento" empieza a hacer acto de presencia, así que entramos en la siguiente etapa: preguntar a la peña de nuestro entorno. Las respuestas que obtengamos pueden resumirse con lo comentado acerca de los foros: caos y destrucción. Me pregunto cómo ha llegado la humanidad hasta el siglo XXI si no hay dos personas que opinen lo mismo sobre NADA. 

          Comienzan las jornadas de puertas abiertas, y tú te armas de valor dispuesto a recorrerte los centros que haga falta, porque, recordemos, quieres lo mejor de lo mejor. ¿Pero qué sucede? Que te pillas tal borrachera de información que ya no recuerdas cuál era el que tenía comedor con comida ecológica y cuál el que tenía un patio como un solete para los peques. Los padres tenemos sueño, y el sueño no ayuda a la concentración ni a la retención de datos ni a nada.

          En estas jornadas te lo vas a pasar pirata, ya te lo digo. Veamos algunos tipos de coles que te puedes encontrar:


          • Ése que es como muy formalito:
            La clase de gimnasia es todo diversión y risas
          • Ése que es todo lo contrario:
          Claustro de profesores elaborando la programación anual

          • El "No es oro todo lo que reluce": ese cole que de entrada parece muy guay, con zonas para que los peques puedan disfrutar a sus anchas, pero que luego no mola nada de nada, de nada, de nada. Huye. 
            ¡Mira el chiquillo cómo se entretiene! Oh, wait...
          • Y por supuesto está "el COLE", ése que mola tanto que lo quieres para tu hijo sí o sí, pero también para irte a vivir allí tú misma.

          ¡Llévame contigo, hijo!

          Me parece a mi que con este post no os estoy animando mucho, jajaja. Reconduzcamos, reconduzcamos:

          Mira, la verdad es que esto de elegir cole es un lío, y se puede pasar mal. Por ejemplo, eso de que el futuro escolar de tu hijo dependa de un sorteo hace que te lleven los demonios, y es normal. Peeeeeeeero quiero decirte que hay luz al final del túnel, y en mitad del túnel también, si me apuras, dependiendo de cómo afrontemos la situación. En la blogosfera encontrarás muchos posts acerca de esto, y si hay algo en lo que suelen coincidir es en que se sobrevive. Y yo doy fe. 

          Está claro que se trata de algo importantísimo, pero de verdad de la buena, al final no es tan horrible: lo que tanto temíamos, lo que más miedo nos daba, suele superarse, y con éxito. Puede que el centro que te toque no sea tu primera opción, o no te termine de encantar, pero los niños son la leche de flexibles, y oye, si hay algo que no te gusta siempre puedes meterte en el AMPA y pelearlo, eso forma parte de nuestra responsabilidad como papis, ¿no?

          Así que toda esa mega-ansiedad previa es "pa ná". (Vale, hay casos y casos, hay quien efectivamente tiene que cambiar de centro a su retoño porque todo ha ido mal, pero no es la tónica general.) Vamos a intentar tomárnoslo con calma... que es mejor (Ver primer gif del post. ¡Brindemos!)

          Os dejo, por si queréis echarle un vistazo, un post estupendo de Batmami sobre esto de elegir cole  con un toque de ánimo y optimismo: ELEGIR EL COLEGIO PERFECTO, de BATMAMI

          Y tú, ¿qué experiencia has tenido con esto de buscar cole? ¿Estás aún en ello? 

          Besitos de madre inmersa en burocracia escolar

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