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El mono imitamonos: versión evil

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Como ya sabéis, Migordi va a la guarde desde los once meses. No puedo decir con exactitud qué parte de las destrezas que va adquiriendo, de los "conocimientos", son de la guarde y cuáles de casa... Quizá muchos los establezca en casa (le damos marcha) y los refuerce allí, no lo sé, la verdad. 

Lo que sí que sé es que hay cosas que yo no le he enseñado, que Mimaromo no le ha enseñado, que los abuelos (agradecemos el esfuerzo) no le han enseñado... Entonces, ¿de dónde carajo vienen? 

Más allá de lo que dice la ciencia (hoy me la paso por...), tengo mi propia hipótesis:

Intercambio de apuntes. Ya a una temprana edad.

Queridos retoños, copón, si váis a intercambiar apuntes, oh primores míos, ¡hacedlo de las cosas buenas! ¿Qué os cuesta?

En realidad no sé si esto es verdad, o es que me puede el humor, lo que sí sé es que tengo unos amigos a los que quizá les gustaría dejar a su criatura un ratico con el santo-bebé de mi vecino, por si acaso se le pegara algo...

Nota de la autora: He de confesar que este post está basado en experiencias de amigos, en observación del medio natural (y en la guasa más absoluta), porque, la pura verdad es que con Migordi nos tocó la lotería, y aunque tiene sus cosas (que las tiene: ya ha empezado a medirnos a ver hasta dónde puede llegar, a veces es protestón, etc.) en general es un niño muuuuy bien llevado. Ahora bien, lo de meternos el dedito a su padre y a mí en la nariz para despertarnos, eso se lo ha tenido que contar alguien... Cuando lo pille se va a enterar (yo creo que ha sido el rubito de su clase, que tiene cara de rasputino).

Besos de madre

Una propuesta sencillica: 7 días para molonear tu relación

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Hoooola! A esta entrada tenía que haberla llamado la "entrada milagro", porque con la semana que llevamos en casa es, efectivamente, todo un acontecimiento el que haya podido sentarme y hacer el monguer escribir. Y es que si hay algo inherente a la paternidad/maternidad es la pérdida total del control sobre el tiempo de uno. Es acojonante.

Pues es que andaba yo reflexionando sobre esto de la falta de tiempo y su impacto a nivel parejil, y se me ha ocurrido que estaría bien hacer posts sobre las relaciones de pareja. Porque no todo va a ser sexo en esta vida, ejem, jarl, cof cof, guiño, guiño... Pues eso. Y hoy empiezo con...


Cuando nos convertimos en papis suele pasar que una de las áreas que dejamos un poco de lado (por aquello de que la vida da para lo que da) es la pareja (insisto, no hablo de temas de cama, hablo de relación amorosa, oh polluelos). Y eso es caca, porque si encima de que no dormimos un carajete, si comemos tarde y mal, si vamos de cabeza con todo, lo que no podemos es permitirnos el lujo de perder el soporte, el "casa", el equilibrio y refuerzo (a muchos niveles) que nos da la pareja. (Para aquellos que sean papis/mamis solteros/as este post como que no, pero ya haré otro para ellos/as, ¡no preocuparse, my friends!)
 
Es precisamente por este motivo, por el estrés y la carga que implica la paternidad y su impacto en la pareja, por el que NO DEBEMOS dejar abandonada a su suerte a nuestra pobre relación. Hombreeeee, que es frágil, que hay que mimarla, angelico. Aunque nuestra pareja vaya bien, sea sólida, nos queramos (incluso mucho), y esas cosas bonitas y no aptas para diabéticos, siempre conviene "echarle leña al fuego del amooooor" para "mantener viva la llamaaaaa, la la laaaaaa" (madre mía, ¡mira que es difícil hablar del amor sin caer rápidamente en modo Danielle Steel! Espero que no os den arcadas sabor caramelo).

Bueno, vamos a la enjundia: Hoy os propongo un reto, unos deberes sencillicos, un ay ay ay molón, un ejercicio para aumentar el primor parejil, aunque ya estemos bien...Porque, lo digo otra vez: ¡¡¡No hace falta estar mal para trabajar en nuestra relación!!! De hecho lo suyo es currárselo todos los días para evitar joderla que se resienta.

Entonces qué, ¿os apuntáis? 7 días, una pareja, una mami psicóloga bloggera majara que os pide que hagáis cosas... tarantantantantatatarantán (melodía en plan Gran Hermano, por ejemplo).

¿Pero qué dices, Psicópata Psicomami, si no tenemos tiempo ni de cagar ver una peli? Pues se puede, porque no os voy a pedir que hagáis chorraditas excepcionales, son cosas que ya hacéis todos los días. Tachán. Vamos, que no hace falta llenar la cama de pétalos de rosa, que eso está muy antiguo y además luego hay que recogerlo (quita, quita, lo que nos faltaba, andar barriendo pétalos dos horas, o peor, que luego te encuentres al retoño pétalo en boca ñam ñam).

Hablo de dedicarle unos minutos de ná al día, amigos, ¡así que se puede! 
(Chaqueta Metálica mode on)
 
Dicho esto, voy a explicar concretamente en qué consiste el asunto: Vamos a jugar al"PILLA-PILLA PAREJIL" (no me digáis que no os mola el nombre, que llevo dándole vueltas toda la mañana para que no fuera toffee semántico).
La receta es sencilla, tomad nota:
  • Ingredientes: una pareja (con sus dos miembros, no vale que participe uno solo, ahora veréis por qué), dos papeles y dos bolis (si hay crisis podéis usar un mismo boli, venga, no pasa nada). O sea, nada que no tengamos todos en casa (tranquilos, esto no es Bricomanía).
    • Instrucciones
      • Se trata de que durante una semana estéis ATENTOS para pillar (de ahí el nombre -guiño, guiño-) las cosas que haga vuestra pareja que os molen. Es hacer lo mismo de siempre pero fijándonos en cuáles de esas cosas que hace nuestro compi nos resultan agradables. Pueden ser detalles como que prepare zumo por las mañanas, su forma de cepillarse el pelo, el beso que nos da antes de salir de casa, que se acuerde de comprar el pan, o cómo le habla al peque cuando cree que no hay nadie delante... Esas cosas mundanas pero estupendas.
        • Ojito: que sean cosas que presupongamos que el otro LAS TIENE QUE HACER no quita que nos resulten agradables. Ejemplo: imaginad que hemos pactado que él pone el lavavajillas, bien, pues que sea su "obligación" no quita que me resulte guay que lo haga. ¿Se pilla el concepto? Vamos, que no vale dar por sentado que como le toca hacerlo eso ya no tiene mérito (pensad que podría no hacerlo si no quisiera...).
      • Cada día anotamos en nuestro papel (cada uno el suyo, y de manera secretita) AL MENOS UNA COSA que haya hecho el otro y que nos haya gustado. Pongo un mínimo, pero no un máximo, así que...
        • Seguro, seguro, seguro, que en todo un día podemos encontrar algo que nos haya gustado, por pequeño que sea, ¿verdad?
        • En caso de que no encontremos nada, que tó pué pasá, el mundo es grande y raro, podemos sugerirle cosas para el día siguiente, con amor y sin odio, pero sobre todo con amor... Porque si le dices algo del tipo  "Pedazo de mamón, no he podido anotar nada porque das asco y no tienes nada que me guste" igual el muchacho decide no hacer nada al día siguiente o, de hacer algo, lo que hace es pedir el divorcio.
      • Y al final del día, en dos minutos (no se tarda más), os sentáis (o de pie, o en postura de flamenco, a elegir por el usuario) y os váis diciendo, por turnos, lo que os ha gustado del otro en ese día. 
        • Importantísimo: tenéis que pactar que váis a hacerlo lo dos, porque está muy feo que llegue uno con su primor y su lista apuntada al detalle (hecha con rotus de colores, corazones y purpurina) y el otro lleve un Kleenex usado en la mano y no haya anotado ná. Así que antes de empezar la actividad aseguraos de que el otro está a tope también (lo mejor es que se lea el post y se deje de chorradas, hombre ya). 
        • Cómo hacerlo chupimente (esto es para nota):
          • Mirando al otro a los ojos mientras le decimos lo que nos ha gustado
          • Agradeciendo (como queráis y más os guste) las cosas que el otro nos dice (besito, caricia en la pierna, un "Ay-suspiro-guiño"...)
          • No interrumpiendo mientras el otro habla (un poco de educación, niños)
          • No poniendo "peros", como cuando te dicen: "Hoy estabas guapísima" y tú respondes "¿Sí? Pero si yo me veo asquerosa, gorda y sin gracia". Para decir eso ¡CÁLLATE!, que le quitas las ganas a uno de decirte ná. ;) Hay que aceptar ("comprar" lo llamo yo) los halagos del otro, sin peros, sin comentar... Escucha, compra y no pongas pegas.
    Bueno, eso es todo. No es complicado, ¿verdad? Sólo implica estar un poco ATENTO en el día y dedicarle dos minutos por la noche, vamos, que se puede. Y de verdad que mola, os lo juro: que nos recuerden lo que hacemos bien nos gusta a todos, ¿no?  
     
    La clave secreta del ejercicio es que favorece que estemos atentos a los aspectos positivos del otro, en lugar de los negativos (porque recordarle, por la que hace catorce, que no ha bajdado la basura ya lo sabemos hacer muy bien, ¿no?) 
     
    Pues hala, polluelos, tenéis 7 días por delante para hacerlo. ¿Os animáis? Contadme... ¿váis a jugar al pilla pilla? #pillapillaparejil

    Besos de madre terapeuta de pareja bloggera

      La majara de la biblioteca, o "Locuras que hace una estando embarazada"

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      Si algún día váis (que tó pué pasá) a la biblioteca de Psicología de la Complutense de Madrid, quizá escuchéis una historia... Habrá quien diga que no es más que un rumor, una leyenda, un susurro que flota en el viento, un cuento, un mito, un murmullo entre libros... Pero no, fue real: un día una loca anduvo suelta por la biblioteca. Y la ordenó. 



      Corría el año 2013, Julio concretamente. Jóvenes estudiantes se agolpaban en la fresca biblioteca de su facultad para resguardarse del solano maligno madrileño (sí, para eso, porque allí no estaba estudiando ni el Tato, ya os lo digo, que los ví y... ¡ay, qué juventud ésta!, perdón, que soy mayor y pierdo el hilo...). Pues eso, que la biblioteca estaba petá y se estaba fresquito.

      Me acababa de llegar un paciente nuevo con una patología compleja y necesitaba consultar unos manuales, así que fui a la biblioteca de la facultad, porque al estar colegiada nos permiten sacar libros aunque no seamos estudiantes (ains, ¡qué bonito ser estudiante! me acuerdo yo que..., calla, que se me va otra vez). Así que allí me planté, con mis cuadernos, mi mochila y mi barrigota de súper-preñada. No os quiero decir cómo me miraban las criaturas estudiantiles. ¿Qué hará esta señora embarazada aquí? 

      Consulté en el ordenador la ubicación de los libros que necesitaba, y me dirigí al estante donde se encontraba uno de ellos. Bien, allí estaba. Tomé el libro, lo ojeé, y sí, era lo que necesitaba. Hala, pa la saca. Pero justo cuando iba a darme la vuelta para ir a por el siguiente manual mis ojos se posaron en otro libro... ¡Maldita sea, ese libro está mal colocado! ¡Esa letra no va aquí! Ay, ay, ay. Tengo tatuado en la mente eso de que en las bibliotecas "un libro mal ubicado es un libro perdido", y tenía ante mí un pobre volumen al que alguien, un insensible, una mala persona, dejó en un sitio que no era el suyo. Ese libro estaba solito, triste sin sus compañeros de categoría, se le notaba mustio. Pero, ¿qué podía hacer yo? 

      Cualquier persona normal, sana mentalmente, hubiera pasado tres kilos del asunto y se hubiera pirado. Yo lo intenté, pero según avanzaba por los pasillos se me venía a la mente ese librito perdido, y me mataba. Aquello estaba mal. Estaba mal. Estaba muy maaaaal.

      Cualquier persona medio normal, medio sana mentalmente, hubiera cogido el dichoso libro y lo hubiera puesto en alguna de las mesas para que los bibliotecarios lo colocaran en su ubiciación correcta. Pero yo seguía pensando en ese libro... ¿Cuánto tiempo llevaría perdido? ¿Cuánta gente lo habría buscado y no encontrado? 

      Cualquier persona ligeramente majara hubiera cogido el libro y se lo hubiera llevado directamente a la del mostrador y, tras refunfuñar un poco y soltar, quizá, una perorata sobre lo mal que está la juventud hoy en día, se hubiera pirado. Pero eso no serviría para nada... ¡a saber cuánto tardarían en devolverlo a su lugar!

      Así que yo, una persona totalmente majara, sin control alguno sobre mi conducta por culpa del embarazo, cogí el libro y busqué su ubicación. Lo coloqué con primor, aplaqué mi locura embaracil y respiré tranquila. Pero entonces el drama se cebó conmigo: ¡al lado del libro que había colocado ví otro que también estaba mal! ¡Nooooooooo! Sudores.

      Y ya todo me dió igual: empecé a ordenar los libros que veía que estaban mal colocados. Uno, otro, dale, toma, pim pam pum, hala. Y hablo en plural porque fueron varios. Estuve dos horas y pico en la biblioteca. Dos horas y pico en las que desaté la locura preñil más absoluta. 

      Lo más bonito fue que, en pleno festival del desenfreno TOC (trastorno obsesivo compulsivo) versión embarazada, me percaté de que había dos señores bibliotecarios con sus carritos colocando libros (vamos, haciendo su trabajo).

      Cualquier persona con un poco de integridad y quizá algo de dignidad, siendo consciente de que había perdido el juicio, hubiera parado. Pero esa no sería yo, no. Yo seguí con mi cruzada por una biblioteca ordenada, eso sí, escondiéndome por los pasillos, escabulléndome entre las estanterías, ordenando a diestro y siniestro en modo "ninja chalao" para que aquellos señores no me pillasen. Sonaba la banda sonora de Misión Imposible en mi cabeza. Veía la camisa de fuerza en mi futuro.

      Salí de allí satisfecha porque encontré los libros que necesitaba y porque, tras de mí, dejé un montón de libros colocados donde siempre hubieron de estar. Pero también salí preocupada por mi cordura, así que llamé a una amiga para confesarle mi aventura majara. Ella también debe estar mal de lo suyo porque aunque estuvo riéndose media hora de reloj (y aún hoy se ríe cuando lo recordamos) me dijo que ella, secretamente, también hizo alguna locura durante su embarazo. 

      Así que sí, niños, no es un cuento de estudiantes fumetas: hubo una loca en la biblioteca de Psicología de la Complu... Y esa loca era yo.

      Y es que en el embarazo parece que nuestro cerebro deja de funcionar, o peor, que lo hace como le da la gana. ¿No os ha pasado? ¿Qué locuras hicísteis estando preñadas? Alguna haríais, ¿no? Decidme que sí!!!!

      Besos de la loca de la biblioteca. 

      El "cerebro de madre" (más o menos reciente): hechos

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      Viendo los comentarios en el post de La majara de la Biblioteca, y tirando de experiencia personal, parece claro que durante el embarazo andamos, en general, un tanto despistadas. Quizá no todas perdemos los papeles como yo aquel día, ejem, pero pasan cosas: No recordamos mucho de esa etapa, tenemos sueño todo el rato, a veces lloramos by the face... Muchas me habéis dicho que temíais quedaros "pallá" y que vuestras neuronas no volvieran a ser lo que eran. Y yo, ahí empática y amable, os contesté que sí que se recuperan. Lo que no comentamos es cuándo... porque una vez que el retoño is out vienen grandes cosas que no ayudan nada a la salud mental, como son: la falta de sueño, la falta de tiempo, el exceso de estrés, el exceso de cargas... Esas cosas tan bonitas que tiene la maternidad contemporánea. Viva y bravo.

      Hoy el post va dedicado a nuestros cerebros de madre, pero no a sus prestaciones molonas, que las tiene, y muchas (eso lo dejo para otro post), sino a aquellos aspectos de mierda menos positivos (esos que merecerían presentar una hoja de reclamaciones, pero que como no sabemos dónde hacerlo, ni tenemos tiempo de ir, estamos como estamos... Esos).

      • Antes de ser madre usas agenda porque te mola el rollo, porque es bonito anotar cosas ahí con rotus y bolis de colores, y poner post-it y..., y porque, vale, es verdad que alguna vez se te ha olvidado algo. Pero en realidad tienes en mente casi todas las tareas pendientes, y muchas veces no necesitas revisar la agenda para acordarte de las cositas. 
      • Después de ser madre o anotas tu nombre en la etiqueta de tu jersey o también se te olvida. La agenda deja de ser un complemento para convertirse en una NECESIDAD, un disco duro externo imprescindible porque tenemos la memoria petadísima (y puede que hasta con algún virus asquerosón que te deja monguer). 
      • Nota: este aspecto del cerebro de madre es curioso, porque es verdad que se nos olvidan muchas cosas, o que andamos como pollo sin cabeza a ratos, pero por otro lado... ¡llevamos p'alante lo más grande! Así que podría decirse que el cerebro de madre es un cerebro que selecciona la información (a veces aleatoriamente, a veces con mala baba). Por ejemplo, el lugar en el que has puesto las llaves del coche, o el mando a distancia, es un dato al parecer no almacenable. El lugar donde tu chati puso su cinturón hace dos días lo recuerdas perfectamente. Cerebro, dime por qué. 

        • Antes de ser madre abrías tu armario y en "tres dos uno" (o "cuatro cinco seis", depende del día) veías la combinación de ropa ideal para ese momento, como en Una Mente Maravillosa: esta camiseta con esta rebeca, el pañuelo tal y los pantalones... uy, uy, uy, ¡qué mona! Eso era magia.
        • Después de ser madre esa mente es menos maravillosa, y tu culo tampoco está en su mejor momento (por el embarazo, claro, que si no hubiera sido por eso...), así que más que el prota de la peli, John Forbes Nash, pareces un gato delante de una tragaperras: ojos muy abiertos, mirando cada cosa con alucine y recelo, y lanzando la mano, de vez en cuando, para pillar, al vuelo y por azar, algún objeto. No voy a entrar en cómo creemos que nos queda la ropa tras ser madres, porque eso ya es de juzgado de guardia. Pero sí diré que ahí nuestro cerebro de madre también interviene, el muy cretinillo, jugándonos malas pasadas. I hate you a veces, my brain. Y a ti, oh culo culero... Bueno, ya hablaremos tú y yo, porque te voy a llevar a un sitio muy bonito llamado gimnasio.

        • Antes de ser madre salías cuando querías (más o menos), churrabas (más o menos), bailabas (más y más) y aguantabas las horas que hicieran falta. Aquí un diálogo ficticio para ilustrar la libertad pre-madre:
          • ¡Ponme otra, mamarracho! 
          • Es que vamos a cerrar, son las 6
          • Pues dámela en un vvvvaso de plássstico y calla. ¿Dónde vamos ahora, peña?
        • Después de ser madre no sales. Nada. Cero. Caca. Bueno, eso pasa sobre todo al principio, luego es verdad que una ya puede permitirse ciertos lujos, y un día, un día maravilloso, milagroso, mágico, especial, único, increíble... un día vas y quedas con tus amigos (o sales con tu churri, aunque eso ya es casi ciencia ficción). Te vistes, te pintas (o no, pero porque tú no quieres, no porque no tengas tiempo), sales, te ríes y te tomas la primera. Y entonces tu cerebro de madre, ese cachondo, se olvida de desconectar el "modo ahora eres madre, tía" y... 


        Ay, el cerebro de madre, amigas: un cerebro como otro cualquiera, con sus ventajas y sus inconvenientes... pero sobre todo con sueño.

        Beso de cerebro de madre ZzzZzzz 

        La pausa que refresca

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        Amigos, le doy al pause esta semana al blog. Vamos a pasar unos días en casa de mis papis, en el sur, en el campito... ¡Qué ganas tengo, mareeee!

        A la vuelta más posts (de risas y de cosas de mayores también) y alguna sorpresilla que tengo preparada (no es nada enorme... sólo es una chorradilla que se me ha ocurrido).

        Tengo muchas ganas de estar con Migordi y Mimaromo sin horarios, sin "conciliar", con buen tiempo y sitio para que el peque haga el cabra libremente... ¡Viva!

        ¡Un besote de madre en modo vacaciones!

        5 cosas que vas a hacer (y no te imaginas) al ser madre/padre

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        Casi todas las personas que conozco (entre ellas yo misma, que soy una persona a la que también conozco) desde el mismo instante (si no antes) de saber que "estamos embarazados" empezamos a leer cosas sobre el preñao, el parto, el después del parto, etc. Libros, blogs, revistas, lo que sea: cuando estamos esperando un retoño el cague es grande, y la información parece que aplaca las ansias (otra cosa es que lo que leamos sea el horror y haga más mal que bien, pero ése es otro tema).

        La cuestión es que información hay por un tubo, la que quieras, de la etapa que quieras... Pero hay cosas que nadie te dice y que debes saber, cosas que harás y que no te imaginas:
        • A un bebé pequeño se le cambia de pañal unas 10 veces al día (depende del bebé, pero pongamos esa redonda cifra como media) hasta cumplir los, veamos, 6 meses (por ejemplo): esto hace un total de 1800 cambios de pañal. Luego es verdad que llega un momento en el que requieren menos cambios... pongamos que se reducen a 5-6 al día, hasta que dejan el pañal. Así a ojo, digamos que son unos 3200 cambios de pañal. TOTAL: 5000 veces que vas a tener que quitarle el body, pasarle toallita... En sí misma ya es una cifra para flipar, pero no era eso lo que quería resaltar: lo que vengo a decirte en este punto, amigo, es que, tirando por lo bajo, tu dedito índice va a tocar un ojete ajeno mínimo 3000 o 4000 veces en dos años y pico. ¿Alguna vez pensaste en ello? Ojetes, pequeños pero ojetes. Así que la "tocada masiva de ojete ajeno" es una de esas cosas en las que no caemos, pero que harás. Que lo sepas. 
        • Siguiendo un poco con el tema: Oler, observar, analizar, hablar de ello, y sentir emociones, por los pestiños/plastas/mojones de tu retoño. La caca de los bebés se convierte en un trending topic del hogar. Hablamos de ello en directo, por teléfono, whatsapp o mediante señales de humo si hiciera falta.
          • Color mojonero: del ocre al verde, como la paleta de Van Gogh en Los Girasoles pero en formato pañal (nota: si está verde y es lactante, ojito, eso sucede porque está tomando más leche de la "primera" del pechete, y no de la del fondo de tu tetada, y hay que solucionarlo dejándole que apure y te deje seca, jijiji). Pues eso, toda una gama cromática para volvernos locos de atar: "Oye, que hoy está más oscura", "Más oscura, ¿cómo?", "Pues tipo mostaza de Dijon". Te conviertes en un experto en la escala cromática. 
        Aprovecho para decir que un "Pantonera de mojones" sería muy útil para todo padre reciente y nos ahorraría muchos quebraderos de cabeza: 
        Si tenemos un kk-462 todo está bien. Pero el kk-209 requiere vigilancia, por ejemplo.


          • Densidad: si está muy líquido, mal, si está muy sólido mal también porque le cuesta soltarlo... A priori parece sencillo discriminar la densidad de la cacota, ¡pero no! Cuando ésta ha caído en un pañal muuuy absorbente cambia, y ahora averigua tú su estado. Es entonces cuando (y esto es algo que me maravilla del ser humano), decidimos acercar nuestra cara al pañal, convencidos de que a menor distancia mojón-ocular mejor. ¿Alguna vez pensaste que ibas a aproximar, voluntariamente, un montoncito de caca humana a tu cara? No, ¿verdad? Pues esto es la maternidad/paternidad. Bienvenido/a.
          • Ilusión: Jamás dirías que un pedazo de mierdecita te podría hacer feliz, ¿verdad? Pues sí, cuando eres madre/padre cada vez que el retoño jiña a ti te inunda el regocijo más absoluto. Y ya si es grande y portentosa es que te da hasta orgullo. Orgullo de mierda, claro. Pa lo que hemos quedao. Ahora ya no podrás decir que tu sueldo es una mierda, porque la mierda es algo que te hace feliz. Ole.
        • Convertirte en Vito Corleone: puede que antes de la paternidad fueras más o menos "trapichero/a", puede que alguna vez consiguieras algo "de aquella manera", pero ya es que cuando tienes un retoño esto alcanza niveles peliculeros. Que el niño se pone malo y te han dado cita para el especialista en dos semanas... pues tú mueves Roma con Santiago, tiras de contactos (y de chantaje y amenazas si fuera necesario) y al final consigues que le vean mañana. Que ese niño del parque, mayor que los demás, acapara el columpio y no deja subirse a los peques, pues vas y tienes una charla con él, en plan amistoso, guay, pero dejándole claro que o se baja o su moto...*(nota). Los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, y bajo esta motivación nos venimos arriba y hacemos locuras cosas maravillosas.
        • Sufrir una posesión: Llevas toda tu vida pensando que tus padres, a los que amas, a veces tienen unas cosas... son exagerados, pesados insistentes, temerosos en situaciones absurdas, esas cosas. Así que cuando te conviertes en progenitor te crees que eso no te pasará, porque no quieres que te pase. Pero he aquí que un día, a la hora de comer, por ejemplo, tu querido hijo, la carne de tu carne, se pone a hacer el monguer con la menestra... y entonces sucede, tu madre/padre entra en tu cuerpo, te posee su espíritu y te oyes a ti mismo diciendo eso de "Niño, ¡con la comida no se juega, colega!" (añades el "colega" para parecer más guay y contemporáneo, pero sabes que no, ya es tarde para ti). Este hecho se repite en otros ámbitos como la ropa o el dormir la siesta. Acojonante. Iker, hazte cargo de esto y dedícanos un programa. (Nota: en el blog "Marujismo" hay una maravillosa sección llamada "Palabra de Madre" en la que podrás encontrar toda una gama de frases que seguro ya has dicho, o que dirás... porque al final lo dirás)
        • Ser absurda y absolutamente feliz pese al cansancio, al sueño, al cabreo, al estrés, al no tener tiempo ni de mear... pese a todo, le verás sonreír y se te hará el culo Pepsi Cola (light, eso sí, porque la normal lleva mucho azúcar). Jamás pensaste que en unas condiciones tan lamentables, que con esos pelos, que lleno de manchas y a punto del coma, podrías ser tan tan tan feliz. Y eso pasa. Y es brutal.
        *(Nota): Esto lo he visto en el parque. También he visto otras cosas. Los parques dan miedo. Los padres a veces también damos miedito.

        Besitos de madre escatológica

          Superpoderes de madre (2) : "Fuerza suprema"

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          Hay quien sigue pensando que las mujeres somos más endebles, y me mata: una mujer que es capaz de sujetar con un sólo brazo a un retoño de 12 kilos, mientras con el otro te hace una vichyssoise con crujiente de jamón, es una heroína. Y es que lo es. A aquellos que no tenéis un hijo a mano, os reto a que intentéis siquiera andar veinte metros al tiempo que sostenéis dos packs de seis litros de leche (con calcio, que es buena para los huesos) sin acabar como una alcayata. Anda, probad, probad. ¡Me río yo de los marines americanos! Que pongan a una madre a entrenarlos, que se van a cagar.

          El tema es que llevar a un niño en brazos no es sólo cargar con los X kilos que pese... no. Es que el "bulto" que has de transportar no para quieto. En otro post alguien comentó una maravillosa gracia de los peques: "el arqueo de espalda anulador de padres". Si llevas al retoño en brazos y el amigo decide hacerte la jugada maestra espaldil estás perdido, porque sólo puede haber dos finales (spoiler: tú no ganas en ninguno y te cabreas en los dos):

          1. Si sólo llevas al peque: tendrás que activar el modo progenitor ninja si quieres impedir que el melón de tu criatura acabe en el suelo (y por melón me refiero a su cabeza, no estoy diciendo que vuestro hijo sea un "niño melón"-¡Soy... soy un niño melón!-). El problema es que esto no siempre se consigue y en la mayoría de los casos implica una torsión y un jolgorio muscular que te deja catacroquer. 
          2. Si tienes la suerte de ir cargado con bolsas, o cosas varias, despídete de ellas: van a ir al suelo, te lo digo ya. ¿Cargar con una docena de huevos y un bebé? Tortilla on the floor (¿no se llama así una canción de Jennifer López? La haría después de tener a los gemelos, claramente).

          Así que sí, uno de los superpoderes de las madres es la superfuerza (te gano a un pulso, Hulk, cuando quieras), pero... Ay, es que hay un "pero" sorprendente: somos capaces de, como digo, cargar con un peque con una sola mano durante horas, podemos llevarlo a pulso (porque creímos que iría andando o en el carro del súper) mientras hacemos la compra de la semana, coger las bolsas, parar en la farmacia y comprar condones suero para el peque y andar el kilómetro que hay hasta casa... Podemos hacer todo eso, pero el puñetero bote de mayonesa sigue teniendo que abrirlo otro. ¡Maldita superfuerza absurda!


          Y no me digáis que dándole unos toquecitos en la tapa se abre, que eso ya lo sé yo, pero lo bonito, lo mágico, el sueño, es cogerlo del estante y ¡zas! girarlo y abrirlo sin que el pobre bote tenga tiempo de darse cuenta de lo que está pasando. Ay, amigos, eso es poesía. 

          Besitos de madre forzuda (según pa qué)

          10 tips para mejorar nuestra relación de pareja

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          Muchas de las parejas con hijos que acuden a mi consulta se quejan de lo mucho que ha cambiado su relación  desde que son padres. Esto parece lógico, y seguro que más de uno se siente identificado. Lo que quizá os sorprenda es que, en el fondo, las “demandas” de parejas con hijos y parejas sin hijos son similares: problemas de comunicación, poco tiempo de ocio compartido, descenso en la tasa de relaciones sexuales (o menor variación en las mismas), etc. La diferencia radica en que los primeros achacan estos cambios a la falta de tiempo, y los segundos al exceso de comodidad y a los cambios en el otro. ¿Qué os parece?  
          Está claro que con hijos disponemos de menos tiempo (el mamoncete parece huir de nosotros), pero creedme, no hace falta disponer de horas y horas para fortalecer nuestra relación (hombre, si las tienes mejor que mejor, pero vamos a jugar a ser realistas). 


          Hoy os cuento cositas que podemos hacer para mimar nuestra relación con poco más de diez minutos al día (y unas 3 horitas a la semana) Uooooh! 
          1.    Good morning! – A mí me daban dos: Por la mañana, antes de salir pitando camino del atascotrabajo daros un besito de buenos días, y otro al despediros. Se tardan menos de 30 segundos en darse dos piquitos molones, y no me negaréis que mola más salir de casa “besado” que “simplemente estresado”. Si estáis picarones esos dos besos se pueden acompañar de una cachetada o tocada de nalga, y eso que te llevas.
          2.   I love Smartphones: ¿Cuántos whatsapp escribes al día? ¿Cuántos tweets? ¿Cuántos e-mails? ¿Cuántas cartas? (esto suena a antiguo, pero se siguen usando, amigos) Muchos, ¿verdad? Y de todos éstos, ¿cuántos son de cariñitos para tu pareja? ¿Y cuántos para recordarle las tareas? Ay, ay, ay... Dedica 45 segundos al día para mandar uno o dos whatsapp tiernitos a tu chati. 45 segundos... Tardas más en hacer pis, y esto es mucho más bonito. Si no dispones ni de un segundo puedes hacer las dos cosas al mismo tiempo: whatsap-pis de amor!!!
          3.    Quando arrivo a casa... Estás cansado, lo sabemos, ¿pero tanto cuesta decir “buenas tardes, darling”, y preguntar qué tal le ha ido el día? En dinero nada, y en tiempo no llega a 5 minutos el que ambos os contéis, por encima, la jornada. ¿Ventajas? Compartir nuestro día nos une, primero porque nos sentimos escuchados (aunque sean las mismas historias de la oficina de siempre o las cosas de casa y los peques) y por tanto apreciados, y segundo porque compartir información nos da vidilla parejil y más background: si nos limitamos a hablar de aquellas cosas que hacemos estando juntos estamos dejando de compartir muuuuchas cosas del día (recordad que separados pasamos la mayor parte del tiempo parejil). Como decía el programa: Queremos saber.
          4.     ¡Pues anda que tú! A estas alturas de la película estoy convencida de que todos sabemos decir (y lo hacemos sin problemas) aquellas cosas que no nos gustan del otro, lo que queremos que cambie o haga, ¿verdad? Pero, ¿y lo bueno? ¿Le decimos al otro las cositas que hace "bien"? Pues eso, ya estás tardando en reforzar.
          5.     Somos novioooos. Nunca pensé que citaría a Armando Manzanero, pero fíjate cómo son las cosas... Esta es la letra de “Somos Novios”, atentos: Somos novios pues los dos sentimos mutuo amor profundo y con eso ya ganamos lo mas grande de este mundo. Nos amamos, nos besamos como novios nos deseamos y hasta a veces sin motivos, sin razón nos enojamos. Somos novios mantenemos un cariño limpio y puro y como todos procuramos el momento mas oscuro. Para hablarnos, para darnos el mas dulce de los besos recordar de que color son los cerezos, sin hacer mas comentarios somos novios.” Bonico, ¿verdad? Cuando llevamos mucho tiempo juntos olvidamos lo que era ser novios: los nervios, las ganas de vernos, de contarnos, el interés que mostramos por el otro, los filtros positivos que ponemos, los esfuerzos que hacemos por estar juntos... Y es una pena. Así que vamos a intentar tener una cita de novios a la semana. Eh, eh! ¡No se me subleven! No estoy diciendo que todas las semanas os vayáis de picos pardos non stop, basta con comer juntos un día, pasear un ratito, estar en el sofá tranquilamente achuchados... Vamos, unas 2 horas a la semana para estar solos. ¿Me vais a decir que no es factible? DOS HORAS, de 168 que tiene la semana... Amos, hombre. ;)
          6.     ¿Recordáis qué es lo que os enamoró del otro? ¿Qué es lo que os gusta de él/ella? Quizá no sean las mismas cosas, todos cambiamos, pero seguro seguro que hay al menos cinco cositas que te siguen enamorando. Díselas.
          7.     El Equipo A. Amigos, sois pareja, no contrincantes en una guerra. Seguro que los dos estáis cansados, que habéis hecho muchas cosas a lo largo del día... Pero suele pasar que siempre nos parece que hemos hecho más que el otro, o que lo que nos tocaba a nosotros era más cansado, o más desagradecido. Nos sentimos entonces agraviados y terminamos por enfadarnos (a veces ya nos enfadamos nada más empezar, por aquello de llevar acumulado lo más grande...). La pareja se convierte entonces en otro campo de batalla más (además del trabajo, el bebé, la casa, la familia...). ¿Qué sentido tiene esto? La pareja ha de ser un refugio, “casa”, no “en tierra hostil”. 
          8.     Comunicación: como decía más arriba la comunicación está en la base de muchos de los conflictos de pareja (y por otro lado es parte fundamental del éxito parejil). Ojito, porque el cómo decimos las cosas puede llevarnos desde a tener un encontronazo a conseguir lo que esperábamos, es así. Quiero hacer varios posts sobre comunicación parejil, así que no voy a entrar aquí en detalle, pero sí quería avanzar un punto importante: comunicarse bien no significa decirnos todo lo que se nos pasa por la cabeza, sin filtrar. Eso se llama "sincericidio", y no es práctico para ninguno de los dos. Intenta decir las cosas de la mejor manera posible, como te gustaría que te las dijeran a ti, vamos. Así, para empezar. ;)
          9.     Estableciendo prioridades: Vuestro hijo es una prioridad, comer, trabajar, dormir (jejeje, qué bueno eso de dormir)... ¿Por qué permitir que nuestra relación deje de serlo? (y lo mismo con el sexo). Como hay confianza, como estamos "acomodados" con nuestra pareja, es de ahí de donde recortamos, es lo que siempre dejamos para el final (si queda tiempo). Tenemos que decidir activamente que el NOSOTROS es importante, y por tanto debemos dedicarnos a trabajar para que vaya canela. Hay cosas que podemos dejar de hacer, o que podemos hacer más tarde, pero nuestra relación no puede ser una de ellas... ¿estamos? Así que la próxima vez que tengas que elegir entre hacer dos cosas, piensa en vosotros.
          10.  No hay que terminar todo lo que se empieza (en contra de lo que se cree): La pura realidad es que los días se pasan y no damos abasto. La verdad es que no siempre disponemos de un rato para hacer la caidita de Roma (aunque la caidita a veces puede durar 5 minutos de ná y molar, que tampoco hay que estar ahí todos los días seis horas dale que te pego para que mole -ahí lo dejo-). La cosa es que hay ocasiones en las que por mucho que nos organicemos ocurren imprevistos que nos dejan catacroquer. Bien, esto pasa, ya lo sabemos. Pero porque esto pase no tenemos que decirle bye bye al plassser, al amooor... Sólo tenemos que ser más picaruelos y sacar ventaja de un inconveniente. La sexualidad no es sólo coito, el deseo es muy importante, y es una etapa en sí misma, no un trámite. No me negaréis que se disfruta cuando uno anda con ganas y ve al otro y cree que puede... y... Pues eso, que no siempre que andemos rumbosos tenemos que acabar en la cama. Podemos divertirnos de otra manera (y guardar para la siguiente un bonus de cachondismo) ¿Cómo? Pues con un tocar por aquí furtivo, un enseñar un pechete por allá sin que se lo espere, un meter mano por debajo de la falda/pantalón y tocar... y luego dejarlo sin más... Vamos, lo que viene siendo calentar el horno pero sin intención de hacer pollo ni pizza ni nada, sólo por disfrutar del calorcito que da. Retomando la letra de mi amigo Armando: "procuramos el momento mas oscuro"Pues eso, vamos al lado oscuro, que se está calentito, jijiji.

          Y vosotros, ¿qué hacéis para "estar bien" en pareja? ¿Hay algo que os guste especialmente? Ya me contaréis. ;)

          Taza de madre, for you. Sorteo molón, oiga. (FINALIZADO)

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          Ha pasado. Ahora soy madre y hago cosas como celebrar el Día de la Madre. Ea, lo asumo y ya está. Es más, ¡voy hasta a disfrutarlo! Y con este espíritu moñas te cuento que...

          Sorteo para celebrar el "Día de la Madre" (ole)

          ¿Pensabas que nunca dirías cosas como "Con la comida no se juega" o "Bébete el zumo que se le van las vitaminas"? ¡Ja! Mira que es difícil no repetir alguna de esas Frases de Madres que tanto odiábamos escuchamos cuando éramos peques, ¿eh? Ahora nosotras somos las madres y lo vamos a decir... por tradición, por haberlo oído tanto o porque estamos sufriendo la típica "posesión" de madre...

          Pero no nos engañemos, en el fondo nos flipa decirlo una y otra vez, ahí, para que se note que somos madres tituladas en la escuela de la vida, y nos hacemos gracia al escucharnos decir esas perlas de la maternidad. Por eso, porque lo sabemos, y con motivo del Día de la Madre en Marujismo.com y Lapsicomami.com estamos de sorteo. ¿Y qué sorteamos? Pues 5 tazas (muy molonas, he de decir) con un dibu de aquí una servidora para que recuerdes cada mañana que no has podido librarte de una de esas cosas que te convierten en madre: sus frases. 

          ¿Cómo conseguir una de las 5 tazas que sorteamos?
          1. Comenta en esta entrada contándonos cuál es esa frase de madre que te has sorprendido diciendo pese a que juraste que jamás saldría de tu boca. (Esto te ha pasado, no lo niegues)
          2. No es obligatorio, pero nos encantaría que nos regalaras un "Me gusta" a nuestras páginas de Facebook (Lapsicomami y Marujismo) y si lo compartes entre tus amigos para que todo el mundo sepa que estamos de sorteo lloramos de felicidad. Lo haremos, de verdad.

          Podréis participar desde el miércoles 22 de abril de 2015 hasta el domingo 26 de abril de 2015 a las 00.00 horas.

          ¿Cómo elegiremos a los ganadores? A través de la plataforma Sortea2 
          ¿Y cuándo y cómo sabrás si eres uno de los afortunados poseedores de la taza de madre más molona del planeta? El lunes 27 de abril de 2015 lo anunciaremos en las páginas de Facebook de Marujismo y Lapsicomami.

          ¡Qué fácil! ¿Os animáis a participar? Recordad que tenéis hasta el domingo 26 de abril para participar. Luego nos digáis que no os hemos avisado#PalabraDeMadre

          Mi parto (o de como todo puede salir según NO lo planeaste)

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          Espero no aburriros con mi "personal chapa", pero era un post que tenía muuuuchas ganas de escribir, desde antes incluso de abrir el blog. (Quizá este post es más para mi que para vosotros, ¡espero que lo entendáis!)

          Corría el año 2013...

          14 de Noviembre. 8:00 de la mañana (aprox.) Una hermosa (por volumen) psicóloga embarazada de 35 semanas se dispone a montarse en un tren en Atocha, camino del sur, su hogar antiguo... Así empezó, aunque yo no lo sabía aún, la aventura del nacimiento de Migordi. Aventura que paso a contaros porque sí, porque ¿qué clase de blog de maternidad sería éste si no os contara mi parto?

          Antecedente 1: Mimamma llevaba dos meses diciéndome que preparara la bolsa del hospital. "¿Para qué, mamá? Anda ya, si el hospital está al lado de casa, eso lo preparo en cero coma." decía yo. 

          Estando de 35 semanas, como decía, uno de mis empastes decidió que ya llevaba muchos años ahí y que quería conocer mundo. No me extraña, me lo pusieron con 12 años. No es que me doliera, pero no quería dejarlo pasar: si esperaba a dar a luz iban a ser lo menos dos meses con la muela a la virulé y no era plan. Llamé a mi tío y me dijo que no había ningún problema en arreglarlo estando embarazada, que de hecho cuanto antes mejor para evitar daños en la muela. ¡Me cago en la muela!

          Antecedente 2: Mi tío, el hermano de mi madre, es dentista. Desde que tengo uso de razón (y dientes) él ha sido el que me ha apañao la boca (empastes a cascoporro, muelas del juicio fuera... esas cosas). Nunca jamás otro dentista ha tocado mis dientes. Mi tío tiene la consulta en la provincia de Córdoba. Yo vivo en Madrid.

          Tracé un sencillo plan: "Me bajo en AVE un día entre semana, me apaña el empaste, veo a mis papis y me vuelvo tan ricamente al día siguiente". Mimaromo se quedaba en Madrid porque curraba, claro.Total, ¿qué podía pasar?

          Y así lo hice. Mi mamma me recogió en la estación, fuimos a ver a mi tío y tras el arreglo piñeril fuimos a casa de mis padres. Buena tarde en familia. Cenamos genial (mi padre cocina que te mueres), vimos una peli (creo que Star Trek, fíjate), y nos fuimos a la cama. 
           
          5 de la madrugada: "Me meo", pensé entre sueños. Me levanté de la cama y entonces noté cómo se desbordaban los pantanos de toa Extremadura, como decían los Extremoduro. "No puede ser".

          Antecedente 3: las clases de preparación al parto empezaron a finales de Octubre. Esta historia tiene lugar el 14 de Noviembre. Habíamos ido a la presentación, a la primera clase per se -alimentación de la madre-, y a la segunda -gimnasia para tonificar cuerpo y pechos durante el embarazo-. Todo muy útil.

          Primer pensamiento simultáneo al chorro de líquido bajando por mis piernas: Es muy pronto, es muy pronto. Pero va a ir bien, ¿verdad?

          Segundo pensamiento post charco en el suelo: "Mierda, ¡qué susto se van a llevar mis padres! ¿Cómo se lo digo?"

          Tercer pensamiento post "Está pasando. Esto no es pipí": "jajajaja, y Mimaromo en Madrid" (nota: risa de nervios, pero también de risa risa, no lo voy a negar).

          Me medio vestí y bajé a la habitación de mis padres. Llamé tímidamente a la puerta. Nadie contestó. Calidad de sueño que tienen los abuelos, oiga. Volví a llamar y escuché un lejano y somnoliento "¿Si?"
          • Papá, mira, que he roto un poco aguas, y vamos a tener que ir al hospital. Pero tranquilos, ¿eh?
          • ¿QUÉEEEE? 
          Ruido de pasos apresurados. La puerta se abre. Mi padre, algo empanado pero alerta, me pregunta que qué ha pasado. Se lo cuento con calma. De fondo se oye a mi madre decir "¿Qué quéeeee?" con pasmo. Hecatombe dentro de la habitación.

          Diez minutos después estábamos en el coche camino del hospital (que está a 20 kilómetros de donde viven mis padres). El ambiente era la monda. Miradas perdidas. Comentarios de "calma, va a ir todo bien" en ambas direcciones. "Voy a llamar a Mimaromo", dije. "Espérate a ver qué nos dicen en el hospital, que el pobre va a flipar...". Y nos reíamos los tres de imaginar la cara del susodicho. Pero le llamé. Eran las 5:30 de la madrugada.
          • Hola, guapo. 
          • (intento -fallido- de palabra en castellano, algo parecido a un "hola")
          • Mira, guapo... que... hoy no vas a ir a trabajar. Que me he puesto un poco de parto, ¿sabes? Pero estoy bien, tú tranquilo. 
          • ¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde estás? ¿Estás bien? ¿Qué me llevo? ¿Qué necesitas? Voy a coger la maleta marrón que es más grande...
          • Vamos camino del hospital, ya estamos llegando. Ve haciendo la maleta y yo te voy contando, ¿ok? 
          • Sí, claro. A ver, la maleta marrón, pero... ¿qué me llevo? ¡No tenemos de nada! 
          • Copón, ¡no tenemos de nada!
          Porque era verdad, no teníamos de nada. Tres prendas escasas de primera postura y el carrito. Cero cunas, cero maxi-cosi, cero sábanas, cero de todo. Eso sí, mi suegra me había regalado dos camisones bonitos de la muerte y dos batas.
          • Mete los camisones que me regaló tu madre. 
          Antecedente 4: Mimaromo no tiene carné de conducir. 

          Antecedente 5: ese día había huelga en RENFE. 
          • Cagoentóloquesemenea (no dijo eso, fue más bonito...). Voy a llamar a mis padres, y me bajo con ellos ya. 
          • Díselo con tranquilidad, que van a flipar. 
          Llegamos al hospital y le contamos la película. Se rieron, claro. Desde ese momento en el hospital me apodaron "la de Madrid que se ha puesto de parto aquí, y su marido está allí, jajaja"

          Me ingresaron. Vino una matrona. Me pidió los papeles, analíticas, etc.¡MIERDA, he bajado sin los papeles! Sí, como iba a estar tan poco tiempo no los cogí. ¿Y ahora qué hacemos? Matrona pensando, pre-abuelos pensando, yo pensando... ¡Ya lo tengo!
          • Oye, Mimaromo, mira, en mi mesita está la carpeta de médicos. Sí, esa. ¿Puedes hacerles fotos a los papelitos y mandármelo por whatsapp?
          • (Matrona) Dile que haga primero los de la analítica de...
          • Mimaromo, que dice que hagas primero de la... Espera, esa analítica la tenía prevista para el lunes que viene.
          Así fue, cada X llegaba una foto de mis papeles y la matrona (mujer maravillosa a la que siempre estaré agradecida) iba, con santa paciencia, ampliando y ampliando en el móvil a ver si podía leer algo.

          Tenía cero contracciones. "Si no te pones de parto en 24 horas te lo vamos a tener que provocar". Al final me lo provocaron. No tuve ni una sola contracción en todo ese tiempo. Ni una. Cero. "Pero tranquila, que a tu maromo le da tiempo a llegar. ¿Por dónde va ya?""Por Despeñaperros.""Ah, le da tiempo de sobra".

          Mientras Mimaromo se recorría media península flipando, mi madre se fue a su casa a limpiar como una loca (le entró esa necesidad), y mi padre y yo nos quedamos en el hospital flipones también (no nos vamos a poner estupendos), organizando infraestructura. Aprovecho para dar las gracias por la existencia de Internet: en ese rato busqué en las tiendas cercanas -que tenían web- las cosas que íbamos a necesitar, cosas que, una vez en tierras sureñas, mi suegro (amor) fue comprando y llevando a casa de mis padres. Una de esas cosas era ropa para el gordo, de prematuro. Estaba de 35 semanas, y no sabíamos cómo iba a ser el peque. Pero Migordi pesó 2,800, y esa ropa de prematuro nunca la estrenamos.

          Mimaromo llegó. Me moría de ganas de verle. Todo lo que quería era que estuviera allí conmigo. Por otro lado, pagaría por ver el viaje que pasaron él y mi suegro (mi suegra se tuvo que quedar en Madrid, la pobre, cómo sufrió): 5 horas en coche cagándose en todo porque no existe el teletransporte.

          Inciso: Desde que nos vimos por fin, presas del pavo más absoluto, no paramos de acordarnos del sketch de "El sentido de la vida" (Monty Python) del nacimiento en hospital. ¿Dónde estaba el "aparato que hace PING"? Jajaja Esta broma la hicimos hasta escasos segundos antes de dar a luz -así somos-.

          El 16 de Noviembre, a las 21:40, tras llevar desde las 10 de la mañana con gotero, nació el amor de mi vida. (Y como estas cosas son como son, que sepáis que me he puesto a llorar, porque siempre que lo recuerdo me emociono y me pongo muy tontaca. Ea, ya lo he dicho. Supongo que nos pasa a todas.)

          Tardé mucho en tener contracciones, mucho, pero una vez que vino la primera todo fue rodado. "¿Quieres epidural?". Llegó la anestesista para ponérmela, mientras dos enfermeras me cambiaban la vía porque hubo un problema y se me había acumulado líquido en el brazo, tenía una pelota... Yo ni me había dado cuenta. "¿Pero no te duele? -me preguntó la enfermera- Chiquilla, entre gritar por todo y tú hay un término medio. Si algo te molesta, o te duele, dilo, mujer.

          Terminaron de ponerme la epidural. "Todavía queda, procura relajarte un poco mientras". Y así lo hice. De hecho lo que sucedió fue que... ¡me dormí! Sí, señores, me dormí. Y tan ricamente.

          Al despertar la matrona me miró las bajeras. "Aún no estás del todo, pero tranquilos, va muy bien. Cuando notes que tienes ganas de empujar, avisa". Y quise empujar según terminó la frase.

          Diez minutos (o menos) después me dijeron que tirara de ÉL, le puse en mi pecho y Mimaromo y yo lloramos y reímos al mismo tiempo: ya éramos tres.

          "Qué parto más bonito, ¿verdad?" oí que le decía una matrona a otra.

          Sí, fue muy bonito, y muy divertido, y muy loco, y muy peliculero, y muy nosotros, y muy feliz. 

          Eso es todo. Espero que aún sigáis aquí, y que estéis despiertos, jajaja.

          Esta es la historia de cómo tu parto puede no salir como lo planeaste, de que lo que no esperas puede pasar, pero de cómo, aún así, será uno (o dos) de los mejores días de tu vida. 

          Besos de madre con lagrimilla


          Deportes de Riesgo para padres y madres

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          Hay quien dice que cuando uno se convierte en madre/padre se vuelve más tranquilo, más calmado. Hay quien dice que "el subidón", el riesgo, la emoción a tope, no va con los que tenemos retoños. "Y una caca que te comas", les digo. Porque esa estampa de la familia tranquilica, sentada en el salón, muy monos, ella estupendamente peinada, él con camisa sin arrugas ni manchas, los niños sobre una alfombra limpia, jugando y sonriendo en hermandad... ¡es ficción!

          En el mismo momento en el que tienes un hijo la adrenalina será la segunda sustancia con más presencia en tu organismo (justo detrás del café, que lo necesitas para vivir).

          Esto de ser padres es una aventura, y no lo digo en plan tierno (ohhh, la aventura de la maternidad, la aventura del amor...), lo digo en plan India Jones o en plan El Último Superviviente. Tener un churumbel chiquitico (o mediano, o grande, con patatas, por favor) te hará vivir experiencias inolvidables (de verdad, inolvidables, que no las vas a poder olvidar, vamos), epopeyas varias... todo emoción. Lara Croft se cree guay, pues que se quede preñá, que va a saber lo que es el riesgo. 

          Así que vamos, que nos digan a nosotros que no hay adrenalina en nuestras vidas. Y para demostrarlo, hago un repaso de algunos de los deportes de riesgo en los que, voluntariamente o no, participamos a menudo papis y mamis. Porque eso de que los seres humanos aprendemos por ensayo y error es UNA VERDAD COMO UN TEMPLO. 

          • EL BLOQUING


          • EL PAÑAL RUSO: (basado en -recientes- hechos reales)¿Pensabas que jugar a la ruleta rusa era arriesgado? ¡Buuuh! Prueba con esto, ¡verás qué subidón! Cambiar al peque sobre tu cama, sin colocar cambiador (porque pa qué, si no vas a tardar nada)... eso es el Pañal Ruso. Si realmente te va la marcha puedes dedicarte a jugar con el churumbel unos minutos SIN COLOCARLE EL PAÑAL. Aventura, intriga, drama... este deporte lo tiene todo.
          • EL POTING: Tienes una cita importante. Acabas de darle una toma a tu bebé, y vas con la hora justa, toca arreglarse rápido. Este deporte consta de dos fases eliminatorias: si pasas la primera tienes acceso a la segunda. 
            • PRIMERA FASE: ¿Vestir primero al peque, o vestirte tú? Si eliges la primera opción ya estás eliminado/a. Se va a manchar antes de salir de casa. 
            • Para pasar de fase: Te vistes como puedes, y la verdad, para haber sido tan rápido no estás nada mal. Pones bonito a tu peque, esos pantalones tan chulos, la camiseta de tal, la rebequita... Lo peinas. Está para comérselo. 
            • FASE DOS. Tienes dos opciones: sentarle en el carrito mientras ultimas los detalles antes de salir, o seguir con él en brazos.
            • En realidad este juego tiene trampa, porque hagas lo que hagas no es posible la victoria. Tú o el niño, o los dos, o los tres, o los cuatro si contamos al perro, cinco con la planta de la entrada, vais a acabar llenos de pota o caca. 
            • FASE SECRETA TRES: si eres un alma indomable, una fiera, un amante del riesgo, puedes combinar este deporte con el PAÑAL RUSO, es decir, vestirte tú el día de la boda de tu mejor amiga, y cambiar al peque de pañal antes de salir... Que la suerte te acompañe (y si te acompaña, dile que se traiga toallitas a cascoporro, que las vas a necesitar).
          • LA CONFIANZA EXTREMA: Salir de casa y, como es ahí al lado, no echar en la bolsa del retoño ni pañal, ni muda, y ya puestos, en un momento cumbre del deporte de riesgo universal, tampoco toallitas. Bucear rodeado de tiburones, con dos trozos de atún colgados al cuello, tiene menos peligro.
          • LA CAÍDA CON "PÉRTIGA": lo que viene siendo follisquear. No hace falta que diga nada más, ¿verdad? Todo aquel que tiene un retoño sabe que éste es, sin duda, un deporte de riesgo: riesgo de que te pillen, riesgo de que te infartes al ser pillado, riesgo de que te quedes dormido/a, riesgo de que te guste y no puedas repetir, riesgo de que la pasión os posea y no uséis anticonceptivos y os quedéis preñaos de nuevo, riesgo... todo el riesgo of the world. 
          Vamos, que ser padre/madre te capacita para presentarte a cualquier pentatlón, o irte con los de Al filo de lo imposible a donde haga falta, y volver. Y de camino hacer compra, que no queda nada en la nevera.

          Y tú, ¿a qué deportes de riesgo de la paternidad eres aficionado? ¿Has jugado a alguno de estos? ¿Has ganado? No sé para que pregunto, con estas cosas nunca se gana.

          Besitos de madre olímpica

          Anatomía de una mami

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          El cuerpo de la mujer cambia constantemente (si, el premio a la perogrullada del día es para... ¡mi!). Es alucinante: de niña un día te levantas planita, y al día siguiente ¡plaf!, tienes tetas (más grandes o más pequeñas, pero tetas), una semana después ¡plaf!, caderas fuera...

          Lo gracioso es que estos cambios no sólo se producen en etapas concretas de la vida, nooooo, cada mes vivimos el carrusel del humor: me hincho, me viene la regla, me desinflo, estoy estupenda, uy que parece que he engordado, me hincho, me viene la regla, me desinflo... Así hasta el final de los días (o hasta que te llegue la menopausia, lo que suceda antes).

          Cambiamos, sí, y ya no te quiero contar cuando te quedas embarazada... y después, sobre todo después. Y dirás, pero si en el embarazo no se puede cambiar físicamente más ya, ¿cómo que "sobre todo después"? Pues yo te lo digo: porque cuando eres madre tu cuerpo deja de ser un mero soporte biológico que te posibilita existir (que no es moco de pavo, por otra parte) para convertirse en... ¡¡¡MAMI!!!



          Todo eso, y más, será tu cuerpo cuando seas madre


          Besitos de madre "navaja suiza"

          Cortarle las uñas a un bebé: el truco

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          Premisa: Ser padres es complicado.
          Premisa 2: Hay algunas cosas del ser padres (y ejercer) que son más complicadas que otras.

          Hecho 1: Cortarle las uñas a un bebé es de esas cosas.
          Hecho 2: El bebé no se muestra colaborador. Jamás.

          Resultado 1: Tras varios intentos fallidos las manos del niño parecen el primer prototipo que hizo el padre de Eduardo Manostijeras antes de crearle a él. Éso.
          Resultado 2: Si David el Gnomo hiciera patinaje sobre hielo encima de tu cara, tendrías menos marcas. Y cuando digo tu cara quiero decir la tuya, la suya, la de papi, abuelos, amigos, brazos, piernas, tu canalillo... Freddy Krueger tiene mejor cutis. 

          Hecho 3: Hay que encontrar la manera de cortarle las uñas al peque. 

          Solución 1: Le sujetamos entre dos. 
          Resultado 3: (voz de Félix Rodríguez de la Fuente) El bebé ibérico, de pechuga blanca, al sentirse acorralado por los dos miembros mayores de la manada, desarrolla una serie de movimientos rápidos dirigidos a bloquear el ataque de...

          Solución 2: Le distraemos y mientras...
          Resultado 4: Si le pones Baby Einstein ni te mira cuando le llamas. Pero como intentes tocarle un pie saltan todas las alarmas. Te llevas una patada en la cara, por listo. Y encima te cortas con el pico de la uña del dedo gordo, justo esa que intentabas cortar.

          Solución 3...
          Resultado 5...

          ... (¡Mierda!)

          Solución 15: ¿Y si le corto las uñas mientras duerme?
          Resultado17: ¡Milaaaagro! ¡Felicidad! ¡Amor! ¡No más pupas! 



          Nota: El momento "magia" y hacerse el hada es opcional, pero no nos engañemos, ser padres te da la excusa perfecta para hacer el monguer sin sentirte... eso, monguer, y nos encanta. 
          Nota2: he podido comprobar en carnes propias la efectividad de este magistral plan, que nos ha dado resultado hasta que Migordi, un joven con mucha sensibilidad, ha empezado a detectar cuándo le toco los pies, aunque esté en el séptimo sueño. Han sido 18 meses calma a nivel dérmico. Volverán las oscuras pupitas, con sus picores, mi cara a poblar...!!!

          Besos de madre sin rasguños (de momento)

          PD: En Padres en Pañales tienes también un post sobre esto de cortarle las uñas a seres pequeños ;)


          Lunes

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          ¿Sabíais que hoy es lunes?



          Aunque podríamos decir martes, o miércoles, o jueves...

          Cuando entras en la adultez (¡qué palabro!) dicen que el tiempo pasa más rápido. ¡Y un carajo! Lo que pasa es que no te da la vida para todo lo que tienes que hacer. Y ya si tienes descendencia prepárate para el caos agendil más absoluto. 

          Miro hacia atrás y me acuerdo de la época universitaria, de cuando me quejaba porque "estaba muy ocupada". Si pudiera volver al pasado me visitaría a mí misma y, señalándome, me reiría, como hace Nelson el de los Simpsons. JA, JA. Ilusa.

          Pues eso. Sólo quería quejarme lastimeramente. 

          Besos de madre en modo lunes

          No sólo sexo: intimidad parejil

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          El sexo es maravilloso, supongo que en eso estamos (casi) todos de acuerdo, y la lista de ventajas y beneficios es muuuuuy larga. Pero, y aquí va la revelación, NO LO ES TODO. Uy, espera, no te me tires al cuello, sigue leyendo... 

          Lo que quiero decir es que el sexo no es la única manera de tener intimidad en la pareja
          (intimidad física me refiero)

          Reconozcamos que hay días en los que no estamos para nada, semanas enteras en las que, aunque nos acordemos de que eso de rozarse mola, no podemos ni tirar de nuestra alma para hacerlo. Los padres vivimos cansados, pero no podemos olvidarnos de que además de papis y mamis somos personas (humanas, recuerdo), somos pareja. Y, como ya os he sermoneado dicho alguna vez, no vale descuidarnos en este sentido, porque no es sólo lo que dejas de hacer, es que también dejas de "GANAR", de recibir cosas positivas. Mal. Si en el súper te ofrecen gratis una tableta de chocolate, que ya sabemos que nos gusta, la coges, ¿no? Entonces, ¿por qué no "coges" (aquí es cuando se ríen los argentinos) lo que tienes en casa, que también es gratis y mola tanto o más que el chocolate? Palabras clave para tatuar in your mind: placer, gratis, beneficios. Es una tríada difícil de rechazar. 

          Ahora bien, como decía, es cierto que no siempre tenemos el pussy for little lantterns, es posible que no nos apetezca nada de nada irnos de jarana horizontal, que el dolor de espalda sea letal... ¡Pues aquí una solución PARA TODO! (oy oy oy):DAROS UN MASAJITO


          ¿Cuánto se tarda?
          Media hora (a la semana, por ejemplo, pero puede ser cada quince días, o a todas horas, eso lo decidís vosotros)

          ¿De qué se trata realmente?
          Jamía, jomío, de quererse y de demostrarlo con el tacto, con calma, con primor. Lo que buscamos es relajar al otro, pero al mismo tiempo disfrutar de su cuerpo, re-descubrirlo (que con el tiempo se nos olvidan que hay otras partes que no son la pichilla y las tetillas), disfrutar los dos, tanto cuando lo damos como cuando lo recibimos.  Sin más. 

          No es un previo al sexo, no. A veces, cuando estamos desnudos con nuestra pareja, vamos tan enfiscaos al tema que nos olvidamos de disfrutar de TODO lo que el cuerpo (del otro, y el propio) nos puede proporcionar. Con estos masajes "castos" (jijiji) lo que queremos es centrar la atención en qué sentimos, en qué nos gusta, en esa zona que ya ni recordabas que tenías, o en esa otra que recuerdas constantemente por el cansancio... 

          Cuando seas tú el que da el masaje fíjate bien en la anatomía de tu amore: ¿te habías percatado de ese lunar detrás del cachetillo izquierdo? ¿Y esa curva preciosa que hace su hombro? Tócalo, disfrútalo. Céntrate en qué sientes, qué ves, qué te apetece tocar después... 

          Cuando estés recibiendo el masaje relájate, déjate hacer. Cierra los ojos y siente. Si te asaltan pensamientos (preocupaciones), déjalos ir, es decir, no les presetes atención ni intentes activamente NO PENSAR (si te digo ahora mismo que no pienses en la palabra Ornitorrinco todo lo que harás es tenerla en mente, ¿verdad?), céntrate en las sensaciones y verás cómo acaban por desaparecer.

           Pero... ¿y luego qué?
          Pues luego podéis: a) sobar como una criatura feliz y relajada. b) Si os habéis puesto rumbosos (aunque no es la intención), mira, qué quieres que te diga... Hasta aquí puedo leer.  

          Una de las ventajas de estos masajes si no los llevamos a más (sexo, hablo de terminar con sexo, criaturas), es que además, potencian el deseo: después de haber estado un rato toqueteando a tu pareja, disfrutando con ella, es posible que te entren ganas. Si las guardas, la próxima vez que lo trinques... Pues eso. 

          Yo no sé ni por dónde empezar
          En intennnnné hay miles de millones de vídeos, libros, artículos, etc. para tomar ideas. ¿Lo mejor? Preguntarle a tu pareja qué es lo que realmente le gusta, dónde quiere que aprietes más, dónde menos... 

          Extras
          Hoy en día (gracias, mundo) venden aceites de masajes en todas partes. Recomiendo usar aceites específicos para masaje, porque se nota: las cremas hidratantes se absorben muy rápido, el aceite (de esa marca que todos sabemos) hidratante es demasiado pringoso, ni hablo de aceite de oliva (ni lo intentes)... (Una marca de preservativos conocida tiene geles que sirven para masajes, en las tiendas esas que venden cositas para el cuerpo y que son así como muy concienciados con el mundo, también tienen aceites de masajes... en fin, que no será porque no hay dónde comprarlo)

          Editado: Cristina Madre Autónoma ha señalado algo importante en su comentario. Aseguraos de que el aceite que usáis, si luego váis a hacer guarreridas, sea apto para mucosas (que sea hidrosoluble, vamos), porque si no... MAL! Los aceites de masaje, salvo que se indique lo contrario, como sucede con el de la conocida marca de preservativos, no son aptos para follisquear (infecciones, rotura de preservativo, etc.). Mejor no jugársela. 

          5 motivos para hacerme caso: 
          1. Relaja
          2. Os une
          3. Puede que os ponga un poco indomables (eso que os lleváis)
          4. Es bonito
          5. No se tarda nada (media horita, quince minutos para cada uno). ¿Me vais a decir que no tenéis media hora a la semana? Buuuuuh!
           Besitos de madre fan del masajismo 

          #masajitosdeamor Si te mola, ¡compártelo! ;)






          Oda a los leggins

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          Nota previa: en vez de leggins los voy a utilizar la palabra "mallas", que es como toda la vida de deus se han llamado en estos lares. He dicho.

          Ahora sí, una pieza poética sin parangón: las mallas. 

          Las mallas, ahhhh, ¡las mallas!

          En mi vida desde niña, como Jordi Hurtado.
          Muchas y de colores, y también con estampado.

          Eran feas, pero yo no lo sabía, 
          con mallitas y a lo loco, así iba todos los días. 

          En aquel entonces con jersey largo por encima, 
          porque si era con crop top te mandaban a la esquina. 

          Hasta las sacaron de marca, y nos dijeron que molaban,
          pero con todo lo que aprietan, venga, parecías una butifarra. 

          Pasaron los años, 
          y nos dimos cuenta de que aquello era un mal apaño.

          No había que adivinar el camino de tus bragas, 
          ya la malla solita de eso se encargaba. 

          Celulitis, ¡hola qué tal!
          Con la malla no la podías ocultar. 

          Llegaron otras prendas, 
          vaqueros, faldas, que nos quedaban estupendas.

          Y la malla como concepto desapareció, 
          y así la silueta del culamen disimulada quedó.
           
          Mi madre las usaba, yo entonces no lo entendía, 
          hasta que me quedé preñada, y ya nada me cabía. 

          Vaqueros con cinturilla elástica, vale.
          vestidos amplios, vale.

          Pero cuando tienes un bombo como el monte Rushmore,
          o te calzas unas mallas o te llevas un disgusto.

          Uniforme de premamis son, 
          pero por favor, cuando des a luz, tíralas sin compasión.

           Es cierto que hay a quien le sientan bien,
          con su camisa ancha y sus botitas. Fetén.

          Pero éste no es mi caso, a mí me quedan fatal,
          las combine con lo que las combine el resultado siempre es letal.

          Así que ahora que ya no tengo la bartola,
          vuelvo al vaquero y me hago a mí misma la ola.

          Porque en general es mejor pasar de algo que te apriete, 
          nadie quiere saber el perfil de tu chochete.

          Gracias mallas, por todo el confort que me habéis dado, 
          pero ahora que no estoy preñi nuestra historia de amor ha terminado.


          Besitos de madre mallera.

          "El día de la mamota"

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          Pensamiento: ¿De verdad el día tiene 24 horas? ¿Dónde están? 

          ¿Te acuerdas cuando eras adolescente y los "mayores" te decían que al hacerte adulto el tiempo pasa más rápido? No les creías, ¿verdad? Y ahora... ¿qué tal? Jijiji (viva el mal)
          Yo comencé a notarlo a eso de los veintipocos (¡qué madurez!), cuando estaba en la carrera: de pronto era febrero -exámenes- y de pronto junio -exámenes-. Los días se sucedían así a lo loco, non stop, sin saber muy bien qué hacía con ellos.
          Luego empiezas a trabajar, y aunque haya días o semanas coñazo, la verdad es que cuando te paras a pensarlo de pronto te has comido medio año. Es un fenómeno fascinante. 

          Sí, esos "mayores" tenían razón. El tiempo pasa más deprisa cuando eres adulto. Pero, y esto es lo bonito, eso no es nada, no no no: 

          Al ser padre/madre ya es cuando disfrutas totalmente del "tempus fugit" muy bien, 
          ahí, en todo su esplendor. 

          Porque es curioso: con el cansancio, la cantidad de cosas por hacer, y demás, un año de maternidad/paternidad parece una vida, pero al mismo tiempo... ¿no os parece que fue ayer cuando nacieron vuestros retoños?

          Lo que pasa cuando eres madre/padre es que, además de este fenómeno experimentamos otro también muy bonito: vivir en bucle.

          Desayuno - Vestirse - Vestirle - Recoger - Al cole - Al curro - Comer - Curro - Merienda - Parque - Baño - Cena - Acostarle - Recoger (¿por qué?) - Morir... And repeat*. Y así día tras día. Estoy convencida de que cuando pensaron en la idea de "Atrapado en el tiempo" los guionistas acababan de ser padres.



          *Y no incluyo maravillosismos como: hacer compra, limpiar así en serio, blog, llevar el coche al taller, o llamar al técnico porque se os ha jodido el lavavajillas (noooooooooo!)... Vamos, todo lo que un padre/madre cualquiera hace a lo largo de las, escasas, 24 horas del día.

          Es verdad que los fines de semana la peli cambia un poco, pero en general, ¿no os parece a veces que vivís en un bucle eterno (y cansado)? 

          Besos de madre living indefinidamente en el día de la marmota.


          El whatsapp de las mamis del cole (1)

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          Te he puesto banda sonora, por si quieres hacer una inmersión completa en el post:



          El wasap del cole es como Gran Hermano, todo se magnifica. Porque a priori todas las mamis (y digo mamis porque salvo excepciones, que las habrá, solemos ser nosotras las que  nos metemos en estos fregaos participamos en estas cosas) somos "personas normales", pero yo no sé qué pasa que en los grupos de whatsapp hay un desmadre estupendo. Alucino pepinillos.

          Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: Mamis incendiarse por temas triviales. He visto whatsapps brillar en la oscuridad cerca de la puerta de clase. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de irse de vacaciones. El curso ha acabado.

          Pero hoy no vengo a hablar de los grupos de whatsapp del cole (eso otro día), no. Hoy quería compartir con vosotros ese gran momento que se da cuando el final del cole se acerca, cuando parece que has sobrevivido, cuando te confías...


          Esto pasa. Pese a que se hayan tirado de los pelos (metafóricamente hablando, espero), aunque no haya habido acuerdo ni para elegir el color de las servilletas de la fiesta, pese a todo, cuando la cosa parece que se acaba a la gente le entra ternura (eso o que el calor nos está matando) y deciden que es buena idea verse en directo.

          Entendedme, hay gente estupenda (Laura, has sido de lo mejor que me ha dado el cole), pero esto huele a drama, a quemao... Oled, oled. 

          Tengo miedo. ¿Vosotras habéis hecho quedada? ¿Ha habido supervivientes?

          Besitos de madre asfixiada de calor

          Los calores de la muette

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          Declaración impopular: Nunca he sido una fan acérrima del verano.

          Es verdad que cuando de adolescente vivía en la Costa del sol (ay) los veranos sí que me molaban algo más por aquello de las vacaciones de tres meses (lloro al recordarlo) y porque el pueblito se llenaba de "sangre nueva" que venía a refrescar la pandilla. Pero por poco más. 

          Desde que me mudé a Madrid ya no es que no me encante el verano, es que lo detesto. No se puede vivir así, sudao 24 horas al día, o helado y reseco por dentro gracias a los aires acondicionados. (¿Os he dicho que el calor me pone de mal humor y todo me sienta mal?)

          No sé qué extraño proceso hace que el asfalto marrrdito irradie más calor que el propio sol. Hombre, la ventaja es que así te haces por los dos lados. Ja.

          Sin embargo al tener a Migordi esto ha cambiado un poco. Mi retoño nació en Noviembre, con todo un invierno por delante. La verdad es que el primer año no fue especialmente coñazo, era pequeño y tampoco demandaba exterior salvajemente (eso y que encontramos unos cuantos sitios en los que dar rienda suelta a la energía bebil). Pero este invierno se nos ha hecho infinitamente más largo, mucho, eterno. Por un lado Migordi ya andaba y claro, necesitaba espacio libre para dar rienda suelta a sus nuevas habilidades (de destrucción, básicamente). Y por otro, y este es el motivo más importante para estar hasta el gorro del invierno, las dichosas bronquiolitis, resfriados, etc. Verle respirar mal, o enganchado a los corticoides, mola entre cero y nada. Jartura total.

          Así que sí, lo confieso, este invierno he sido una de esas mamis que, hartas de los extras invernales, han gritado alguna vez: 

          ¡Ay, que llegue el verano ya!

          Mal. Ahora que tras la primavera los bronquios del peque parecen estar algo mejor y hemos conseguido bajarle los corticoides (este mes ya acabamos con ellos), ahora que le veo estupendo de lo suyo, ahora que eso ha pasado, me doy cuenta del error de mis palabras. No era verano lo que quería. Lo que de verdad quería era: 

          a) Vacaciones. Esto es a lo que irremediablemente te lleva tu cabeza cuando piensas en verano, ¿verdad? La realidad es otra, y da calor y pereza.
          b) Primavera. La adoro. Mencanta. Ir con rebequita o ropa de entretiempo es lo más (no me negaréis que los seres humanos estamos más monos con esta ropa que con las chanclas y el vestido de palmeras). 

          Así que...


          PD: la pura verdad, y esto es amor de madre 100%, prefiero morir de calor pero que Migordi respire bien, que volver a esas toses malignas del invierno. 
          PD2: Esto que acabo de decir es cierto. Pero también es cierto que tengo derecho a la queja y... ¡me cago en el calor! Lo digo yo y lo dice mi perra, que esta mañana, cuando hemos ido a salir a la calle, según ha puesto un pie fuera se ha dado la vuelta y quería entrar de nuevo en el portal. Sabia ella.

          Besos de madre achicharrá viva (o con tos por culpa del aire). ¡Viva el verano!

          Ideas fresquitas para el amor en verano

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          El verano se caracteriza por ser época de vacaciones (bien), calufo (regulero si no estás en la playa, piscina o en el norte), niños sin cole (ja), abuelos ociosos deseando hacer cosas con nosotros (jo),... Sí, el verano tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. 

          Hoy vamos a hacer un repasito de cosas #muajaja que se pueden hacer en pareja en verano para sobrevivir a él, e incluso, disfrutar una mijita, tengas o no vacaciones, tengas o no a los niños en casa, estén los abuelos o no agazapados detrás de una esquina dispuestos a abordarte y a llevarte, por ejemplo, de compras (con toa la caló). Porque el verano del amor que te prometen los anuncios es mentira. Porque tampoco hace falta estar en una calita perdida en una isla maravillosa para darle chispa a nuestra relación (aunque si alguien quiere invitarme a la isla no voy a decir que no, pero por educación, claro). Porque todos tenemos esa idea esssstupenda de que en verano hay más tralarí-tralarí por arte de magia, pero luego el verano se pasa y la tasa de ñaca-ñaca ha sido la misma (y en la misma línea) que la del frío invierno. Porque el calor mata el amor y algo hay que hacer al respecto, hoy vamos con 4 ideas buenas, bonitas, baratas y fresquitas (que no empieza por B pero tampoco hay que ponerse mijitas con los eslóganes), que se pueden hacer sea cual sea nuestra situación veraniega:
          • Comer "fruta". Plátano... melones... (y no pongo esa del dicho "de ***** a brevas" porque ya es demasiado obvio, no como lo del plátano, que es sutil, jajaja). Vale, la metáfora no es especialmente delicada, pero no me digáis que no está bien hilado el temita con el rollo de que en verano la fruta fresquita apetece... Muajaja. Pues eso, que es gratis, que está ahí, y que es muy sano (si a los dos os mola, claro).
          • Jugar con hielitos: Hay algo de mito al respecto, lo reconozco, y la verdad es que a muchos no nos va el asunto, pero es una manera estupenda de combinar frescor y amor. Porque eso de jugar con comida en verano, con el caloraco, puede terminar ASÍ, de manera que puestos a hacer guarreridas con cosas de la cocina, mejor el hielo ;)
          • Ducharse juntitos: Los niños se han dormido. 34 grados a las once de la noche. El sudor nos baja ya hasta por la rajilla del Ohio. La idea de tocarnos y combinar secreciones corporales con todo calor puede resultar espeluznante (aunque a Britney le pareciera una idea de lo más sexy -espero que tengáis en cuenta que la referencia a Britney es simplemente para ilustrar a lo que me refiero... ejem-). ¡La solución está ahí, en vuestro baño! Una ducha de amor reune todas las cosas necesarias para pasarlo piratamente en una calurosa noche de verano, ¿es o no es? :)
          • Respeto: Porque uno puede quererse mucho, tener una relación sólida, unos planes de futuro, de vida... porque uno puede tener todo eso, pero si intentas abrazarte en la cama en mitad de una ola de calor el amor se va a la mierda. 

           En verano respeta el centro de la cama, es la "Suiza del amor" 


          Aquí os dejo un resumen visual, por si con el calor os da pereza leer... ;)

           

          Hala, me voy a ver si me derrito ya del todo. Besitos de madre veraniegamente juguetona. 
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