Antes de ser padres en nuestras vidas se daba una cosa muy curiosa: si queríamos hacer algo, lo hacíamos. Zas. Locura. ¿Qué te querías vestir para salir a donde fuera? Pues ibas al armario, cogías ropa y listo, a la calle. Sencillo y eficaz: pensar en acción, realizar acción.
Sin embargo con la llegada del retoño esto, que parecía una cosa como muy de cajón, se convierte en las doce pruebas de Astérix. Ya nunca harás -a la primera- lo que tenías pensado hacer, y si consigues hacerlo será a costa de tu sudor (mucho sudor). Lavida de padres fama cuesta. Aquí os dejo unos ejemplos:
1. Final del día. Estás casi en coma. Baño del peque, el agua llega a Huston, secar, poner crema, pañal, pijama... Recoger el baño, achicar el agua, llenar dos cubos con lo que ha salido de la bañera/ducha. Cena. Preparar la cena, poner la cena en la mesa, darle de comer al peque (overle tirar la comida por todas partes estar a su lado mientras come). La comida llega a Huston también (en Huston hay muchas cosas). Se mancha el pijama. Cambiamos el pijama. Piensas: "Mañana cena antes del baño" (pero al día siguiente pasará algo y no será así). Echas la ropa a lavar, sacas la pala escoba para recoger lo que hay en el suelo, pasas la fregona. Preparas el bibi, o la teta, o la leche. Se la das. Se mancha. Tampoco es tan grande la mancha, no vamos a cambiarle (otra vez) el pijama. Lo metes en la cuna. Se resiste. Le cantas. Se resiste. Le cuentas un cuento. Se resiste. Te desesperas, sucumbes y lo coges en brazos y le susurras una nana, la infalible. Parece que se duerme... Lo dejas caer en la cuna con el mismo cuidado con el que tratarías una bombra activada. Sí, ha caído. Respiras y lo observas. Lo quieres tanto... Es precioso. Es ternura. Te das la vuelta ninjamente, de puntillas, sólo dos centímetros de tus pies tocan el suelo, casi vuelas, eres un ser etéreo. Según cruzas el umbral de la puerta tu retoño se despierta.
Sin embargo con la llegada del retoño esto, que parecía una cosa como muy de cajón, se convierte en las doce pruebas de Astérix. Ya nunca harás -a la primera- lo que tenías pensado hacer, y si consigues hacerlo será a costa de tu sudor (mucho sudor). La
1. Final del día. Estás casi en coma. Baño del peque, el agua llega a Huston, secar, poner crema, pañal, pijama... Recoger el baño, achicar el agua, llenar dos cubos con lo que ha salido de la bañera/ducha. Cena. Preparar la cena, poner la cena en la mesa, darle de comer al peque (o
2. Comidas. Te has descargado el planificador de comidas de Lapsicomami, lo has rellenado (eso implica haber pensado comidas y contrastado los menús del cole de los niños, para no repetir), has hecho lista de la compra, has ido al súper, has pasado todas esas cosas por caja, las has subido al coche, las has bajado del coche, las has llevado hasta tu cocina y ordenado en los armarios. Has hecho todo eso, porque eres la pera. Madre/padre del año te sientes. Entonces llega el domingo, el día que has elegido para preparar las comidas de media semana (ahí, anticipándote, porque, insisto, eres la pera). Entras en la cocina, dispuesta/o a petarlo culinariamente hablando. Ummm, ¿qué puse para el lunes? Ah, pasta a la boloñesa. Cortas las verduras, empiezas el sofrito, abres la nevera para coger la carne... Pero no hay carne. No hay carne. ¡No hay carneeee! Eres la pera, sí, pero también eres madre/padre, y esta semana has dormido una mierda pinchá en un palo, así que no, en la lista de la compra no anotaste la carne. Ahora piensa en otra cosa para el lunes. Y ve al súper a compar carne.
3. Has quedado, te vistes, vistes al peque (porque ya sabemos lo que pasa si vestimos primero a los retoños), preparas su bolsa (pañales, toallitas, crema, agua, gasas -por si acaso-, muda -pantalón, calcetines/leotardos, camiseta, rebequita-, baberos, un par de juguetes, suero -también por si acaso-...), coges la sillita, sientas al peque, sales a la calle, llegas al coche, bajas al peque del carrito, le quitas el abrigo, le sientas en la sillita del coche, pliegas la sillita de paseo, la metes en el maletero, junto con la bolsa de los pañales, te quitas el abrigo, lo pones donde primero pillas en el coche, porque a estas alturas odias la vida ya, y el abrigo te la pela, te sientas, enciendes el motor... Metes la mano en el bolso en busca de tu teléfono, que es donde tienes la dirección de esa cita y... te lo has dejado en casa. También te has dejado las llaves de casa puestas en la puerta. Y no te has dejado más cosas porque no te ha dado tiempo.
4. Planes. Llevas toda la semana pensando en qué hacer el sábado, quieres un plan guay. Has mirado actividades en tu ciudad, contemplado la idea de iros al campo... Ya lo tienes. Llega el sábado. Ese día, no otro día, ese día el peque decide levantarse penosillo: tardáis el doble en desayunar de lo habitual, el triple en vestirle, os habéis quedado sin toallitas, bajáis a por toallitas al súper. Mientras, el peque se mancha, le cambias... Ya son las 12, mejor salimos después de comer. Después de comer es mentira. Salís a las 17:30. Y con prisa, porque en un rato hay que volver, preparar cenas, cenar, baños, dientes, cuentos... Léase el punto número 1. Tiempo total final de la actividad programada: 10 minutos.
5. "El Muajaja". Habéis acostado al niño (y pasado por el punto 1, y el 4 si es sábado o domingo). El niño se ha dormido. Planteáis noche de peli, puede que vino, y puede que un poco de amor. Sorprendentemente el retoño no ha dicho ni mú desde que lo acostásteis, así que vuestra cena romántica ha ido viento en pompa popa... Tampoco se ha despertado a lo largo de las dos horas que ha durado la peli. Os ponéis tontorrones y... y el ánimo se caldea. "Vamos a hacer cosas", pensáis. Pero en cuanto vuestra piel, la de uno con la del otro, entra en contacto, ná, el roce más mínimo, se oye a lo lejos, o cerca, si tienes vigilabebés, un mágico sonido: "¡Mamaaaaa, Papaaaaa!". Efectivamente vas a tener fiesta, pero no la que esperabas.
Si algo tiene la maternidad/paternidad, es que no te aburres: todos los días hay una sorpresa, nunca nada es fácil ni como esperabas, ya te lo digo. ¡Ay!
Y vosotras... ¿cuántas veces os habéis dejado las llaves en casa? ¿Cuántos planes no han sido planes al final? ¿Cuántas noches habéis entrado en el bucle del punto 1? Yo mucho, de todo. Compartamos el drama, que así es menos. ;)
Besitos de madre intentando hacer cosas.
Si algo tiene la maternidad/paternidad, es que no te aburres: todos los días hay una sorpresa, nunca nada es fácil ni como esperabas, ya te lo digo. ¡Ay!
Y vosotras... ¿cuántas veces os habéis dejado las llaves en casa? ¿Cuántos planes no han sido planes al final? ¿Cuántas noches habéis entrado en el bucle del punto 1? Yo mucho, de todo. Compartamos el drama, que así es menos. ;)
Besitos de madre intentando hacer cosas.